»Capítulo Dos«

465 107 96
                                    

Amar también es dejar ir

La vida se trata de aprender a sobrellevar el dolor, las pérdidas, las decepciones, los amores fallidos y muchas otras cosas que nos van a lastimar.

Sin embargo nunca sabemos cómo empezar a trabajar en ello. Cuándo nos crían no nos dan un manual que podamos memorizar, pero cada cosa que aprendemos nos ayuda a mejorar.

No siempre se gana pero perder también deja un aprendizaje, porque todo es parte de este largo camino, llamado vida.

Y aquí estaba yo, sentada en la pequeña habitación blanca, mirando a través de la ventana, lo cual se había vuelto mi vicio y mi único entretenimiento últimamente. Habían pasado dos días desde que esos chicos extraños habían venido, hoy por la mañana solo vino el rubio a darme calmantes y hablar sobre "mi estado crítico" de deshidratación y desnutrición. Solo me dijo mi nombre, apellido y profesión.

Mi nombre es Ligth Young, una famosa psicóloga y doctora general.

Al parecer me había perdido hace un mes y algunos días, tras un gran accidente que hubo en mi lugar de trabajo, el psiquiátrico 'Howlehg' de Alemania, de resto no sabía absolutamente nada de mi. Oh es lo que me dijo. Estaba en un psiquiátrico vecino a ese, que tenía por nombre 'El Ligedheo' era uno de los más antiguos y por eso su aspecto de mansión.

El rubio que se llama Edgard Howard, me lo había dicho esta mañana, ya no parecía tan mala persona como la primera vez que lo vi.

Mi cabeza por otro lado había reaccionado bien a toda esa información, sin embargo cuando me dijo lo de haber estado perdida por un mes mi cabeza comenzó a doler y no quiso seguir contándome más sobre eso para no alterarme.

Aún estoy muy confundida porque nada de lo que me decían tenía relación con Denize, o tal vez sí, y no lo encontraba aún.

Cuándo mi cabeza enepezaba a dolerme llevaba las manos hasta mi cien para masajearla, y cerraba los ojos. Justo como ahora.

Mi masaje fue interrumpido por tres golpes en la puerta.

—Adelante —dije lo suficientemente fuerte para que se escuchara al otro lado.

Continúe masajeando mi cien sin abrir los ojos. Pude sentir un olor a perfume varonil llenando la habitacion y después escuché como cerraban la puerta.

Ese olor parecía ser conocido por mi mente, y mi cuerpo reaccionó con tranquilidad inmediatamente, no me sentí extraña o en peligro. Pero por más que intenté no encontraba recuerdos que me llevarán a él, sabía que me era familiar más no el porqué.

—¿Como te sientes hoy, Ligth?

Alcé la cabeza y me encontré con el chico de ojos azul cielo: Martín.

Martín me miraba con ilusión y con un cariño admirable, podría jurar que si este chico era mi novio, había elegido muy bien.

—Pues me siento mejor de lo que me veo —bromeó.

Las comisuras de sus labios se despejan dejando a su paso una linda sonrisa de lado y un pequeño oyuelo del lado izquierdo, lucia muy adorable.

—No sabes cuánto te he extrañado Ligth, nada es igual sin ti —dijo y se sentó en la pequeña banquita que había a mi lado.

—Pues me alegra haber vuelto —digo y le regalo una sonrisa.

Era la primera vez que sonreía desde que había despertado, me sentía en paz con este chico, a pesar de no recordar nada de él, o de nosotros, me sentía cómoda, de alguna extraña manera, estar a su lado.

Denize - [Trastornos 1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora