Capitulo dos

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Ni la historia ni los personajes me pertenecen, solo estoy haciendo una adaptación a mi pareja favorita de Shera, de un excelente libro"Maldición de Amor" de Jacquie D'Alessandro. 

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Andando de una punta a la otra del pequeño salón privado que habían habilitado en un rincón al lado de la sacristía de St. Paul, Adora Grayskull, vizcondesa de Greybourne, rezaba con todas sus fuerzas para que la novia no se presentara.

Su estómago estaba agarrotado por la tensión; extrajo el reloj del bolsillo de su chaqueta y consultó la hora. Aún faltaban varios minutos para que diera comienzo la ceremonia. ¿Se presentaría Lady Perfuma? «Que Dios me ayude si lo hace.»

Maldita sea, en qué situación completamente imposible se encontraba. ¿Habría logrado que la omega le comprendiera? Solo había tenido una oportunidad para hablar con ella en privado, cuando habían estado cenando la noche antes en la casa que su padre tenía en la ciudad. Debido a una caída que había sufrido aquella mañana y al haberse sentido luego indispuesta por un dolor de cabeza, Lady Perfuma no había podido estar presente en la cena. Lady Adora cerró los ojos. «Primero una caída y luego un dolor de cabeza.» Por todos los demonios, había temido que pasara algo parecido.

Sin embargo, después de la cena lady Perfuma hizo su aparición. A los pocos minutos de conversación, ella le había pedido que le enseñara la galería y ella le había acompañado. Y entonces había tenido la oportunidad de hablar con la omega... de advertirla. Ella había oído su relato aparentando prestar una educada atención a cuanto le decía, y al final tan solo había murmurado: «Qué... interesante. Pensaré en ello». A continuación se había retirado con la excusa de que le dolía la cabeza. Cuando había intentado volver a hablar con ella al día siguiente, el mayordomo le había informado de que todavía le dolía la cabeza y no podía recibir visitas. Había intentado hablar con su padre, pero el duque no estaba en casa. Adora había dejado una nota a su Excelencia, pero no había recibido respuesta, lo cual significaba que habría llegado a casa demasiado tarde para contestarle. Y el resto de su tiempo Lady Grayskull lo había pasado en el almacén, buscando entre las numerosas cajas que tenía allí la única cosa que podría salvarle. Pero no había tenido suerte, lo que quería decir que, de una manera u otra, aquel día estaba a punto de dar un giro muy desagradable en su vida.

Lo más probable era que alguien le hiciera llegar pronto una nota, o bien que pronto llegara la propia lady Perfuma. O que no llegara. Se pasó las manos por el pelo y se ajustó el ya apretado pañuelo. De todos modos, la había fastidiado. El honor le obligaba a casarse con la lady Perfuma. Pero el honor también le decía que no debía hacerlo. Se formó una imagen de ella en su mente. Una omega tan joven y encantadora. La idea de tomarla por esposa debería producirle gran alegría. Sin embargo, era una idea que hacía que sus entrañas se agarrotaran de terror.

Llamaron a la puerta y ella se dirigió hasta ella a toda prisa para abrir. Su madre entró en la habitación y Adora cerró la puerta tras ella con un suave chasquido. Al darse la vuelta su mirada se cruzó con la de su madre, y esperó a que esta empezara a hablar. Los signos de la enfermedad de su madre se veían claramente a la luz de los rayos de sol que entraban por la ventana. Profundas grietas cruzaban su boca, y su rostro estaba pálido y en los huesos, Se la veía considerablemente más delgada que la última vez que Adora salió de Inglaterra; la cara de la otra alfa estaba completamente demacrada, con oscuras sombras de ojeras rodeando de gris sus ojos.

Pero aquellos ojos no habían cambiado en absoluto. Azules y afilados, podían cortar con una sola mirada fría, como bien sabía Adora. Mechones grises le cubrían las sienes, pero su pelo de castaño seguía siendo espeso. Parecía una versión más pálida, vieja y cansada de la mujer sana que había sido una década antes. Una mujer con la que Adora había compartido poco más que silencio y tensión desde el día en que murió la otra madre de Adora —una situación de lo más dolorosa, ya que ella y su madre habían tenido una relación cálida y amistosa antes de la muerte de su otra madre. Una mujer que había hecho un trato con Adora, un trato que le había dado la oportunidad de perseguir su sueño, aunque solo fuera hasta que «algún día»... se le pidiera una sola cosa a cambio.

maldicion de amorWhere stories live. Discover now