Capítulo nueve

1K 94 51
                                    


Adora estaba terminando de devorar su desayuno, cuando Lonnie apareció en la puerta del comedor.

—Su madre — dijo.

La Condesa entró en la habitación. Sus morenas mejillas estaban pálidas y unas ojeras negras le rodeaban los ojos, pero de todas formas tenía un aspecto sorprendentemente sano y caminaba con paso ligero. Como siempre, iba perfectamente bien vestida, con un abrigo marrón Devonshire, pantalones de franela, una reluciente camisa blanca y un pañuelo perfectamente anudado.

—Buenos días, Adora —saludó, y dirigiéndose a Lonnie—: Café, por favor.

—Madre, ¿cómo te encuentras hoy?

—Bastante bien, gracias. La verdad es que mejor de lo que me he sentido desde hace semanas.

—Me alegro de oírlo. —La rubia miró descaradamente el reloj de pared—. Aunque a lo mejor deberías estar descansando. ¿No es demasiado temprano para ir de visita?

—Quería verte antes de que te marcharas. Suponía que ya te habrías levantado (siempre has sido una persona madrugadora), y es obvio que no te he sacado de la cama. —Se quedó observando el aspecto de la otra alfa—. ¿O acaso sí? Te veo un poco desaliñada, algo bastante raro en ti.

—No he dormido bien.- dijo ante el comentario de su madre.

No había dormido en absoluto. La pregunta sobre lo que tenía que hacer al respecto de Catra la había mantenido despierta y dando vueltas en la cama, examinando los hechos, sopesando las opciones, hasta que finalmente había llegado a una conclusión —la única solución posible.

—Tenías la cabeza ocupada con todas esas deliciosas bellezas, ¿eh, Adora?

—Algo parecido, sí.

—Por eso estoy aquí. Para que hablemos sobre la velada de anoche. —Su madre levantó una ceja—. Bueno, ¿dio la fiesta el resultado deseado? ¿Has encontrado alguna omega que te gustara?

Sin duda, la rubia debería haber ofendido por la manera tan brusca de plantear la cuestión, pero en cambio sus labios se arquearon divertidos.

—No estoy completamente segura.

- ¿Y eso qué quiere decir exactamente?

—Significa que he conocido una omega a la que me gustaría unirme ...

—Excelente.

—... pero ella me ha hecho saber sus reservas.

-Bah. ¿Qué omega no estaría dispuesta a casarse con la heredera de un condado?

—Para empezar, una que no esté dispuesta a arriesgarse a morir dos días después de la boda.

Su madre hizo un gesto con la mano quitándole importancia al asunto.

- ¿Quién es la chica?

—Prefiero no decírtelo todavía. Basta con que sepas que he elegido. Ahora solo he de convencer a la dama ... Que es exactamente lo que tengo planeado hacer.

Hasta entonces, para mantener la promesa que le había hecho a su madre, estaba completamente dispuesta a casarse con una mujer de la que no sabía nada. Bueno, ahora por lo menos sabía que deseaba a Catra. Y creía que podrían hacer una buena pareja. Seguramente podría llegar a convencerla. El gran problema consiste en encontrar la manera de protegerla y persuadirla de que se uniera a ella aunque no pudiese —a causa del maleficio— casarse con ella.

Lonnie dejó el café delante de su madre, y la otra alfa aspiró el sabroso aroma mientras lo removía con la cucharilla.

—No te queda mucho tiempo para cortejarla, Adora. Ayer tuve una cita con el doctor Gibbens. Me ha dicho que me quedan dos o tal vez tres meses. Quisiera verte antes casada, y a ser posible con un heredero en camino.

maldicion de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora