Capítulo 16

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La omega sabía desde la noche anterior que la alfa estaba tratando de pedirle que se casara con ella, y estaba preparada para contestarle. Pero no había imaginado que aquella petición iría precedida de una declaración de amor.

«Catra, te amo.» Aquellas palabras, dichas de una manera tan profunda y seria, la hicieron tambalearse.

Calientes lágrimas ascendieron a sus ojos y apretó la parte interior de sus mejillas para detenerlas. Quería gritar, maldecir el destino y las circunstancias que le robaban la oportunidad de felicidad con esa alfa... esa mujer a la que amaba. Y que, de manera increíble, también la amaba a ella.

«Pero no te ama realmente a ti, Catra», le decía su voz interior. « ¿Cómo podría amarte si realmente no te conoce? Si no conoce a la auténtica Catra. La mentirosa, engañosa y ladrona Catra. Sino a esa respetable casamentera tras la que te ocultas. Cuéntale la verdad y su amor por ti desaparecerá.»

Y la morena se dio cuenta, dándole un vuelco el corazón, que eso era precisamente lo que debía hacer: decirle la verdad, toda la verdad, y extinguir de esa manera la frágil llama de esperanza para convencerle de que sus respectivos pasados les hacían ser incompatibles. Pero ella la conocía lo suficientemente bien para saber que desde el momento en que la rubia abrigaba la creencia de que la amaba, no sería capaz de convencerle de que era imposible que se casaran. Y hasta que su corazón no se hubiera librado de ella, la alfa no sería capaz de perseguir a otra omega. De manera que tenía que demostrarle que la alfa no estaba enamorada realmente de ella. Tenía que devolverle su corazón, para que se lo pudiera ofrecer a otra.

Sintiéndose demasiado vulnerable en su posición acostada, dijo:

—Me gustaría sentarme.

Adora la ayudó a incorporarse tomándola con sus cálidas manos por los hombros. Una vez estuvo incorporada, la rubia le acercó un vaso de agua del que la omega bebió agradecida. Luego miró hacia abajo y vio que su vestido verde bosque estaba sucio y deshecho, como un símbolo de aquello en lo que se había convertido su vida en esos últimos días.

Se dio la vuelta hacia Adora, quien ahora estaba sentada a su lado y la observaba con mirada serena. Y esperanzada. Haciendo acopio de valor, la miró a los ojos y se obligó a pronunciar aquellas palabras que deseaba desesperadamente no tener que decir:

—Adora, no puedo casarme contigo.

— ¿Puedo preguntarte por qué?

Hubiera querido contestarle que no, que no debería preguntar. Pero le debía la verdad. Incapaz de seguir aguantando su mirada mucho más tiempo, se soltó de sus manos y se puso en pie. Dejando escapar un suspiro, alzó la barbilla y dijo:

—Me temo que no he sido completamente honesta contigo, Adora. Hay cosas sobre mí, sobre mi pasado, que no sabes. Cosas que me impiden casarme.

— ¿Como qué?

La omega empezó a caminar de un lado a otro delante de la alfa. Sus músculos protestaban, pero la castaña sencillamente no podía estar quieta.

—Nosotras no solo somos de diferente clase social, Adora —empezó la omega—. Me temo que mi pasado es de un estilo que, en caso de que saliera a la luz, llevaría la vergüenza y el escándalo a tu familia, y nos convertiría a las dos en marginadas de la sociedad. Yo... yo dejé mi casa a muy temprana edad. Se trataba de un lugar infeliz del que no veía el momento de escapar. Dirigí mis pasos hacia Londres, pero desgraciadamente no me daba cuenta de las miserias y privaciones con las que me enfrentaba viviendo sola. Los pocos ahorros que tenía se esfumaron rápidamente, del mismo modo que se esfumaron mis oportunidades. Mis opciones quedaron reducidas a morir de hambre o hacer cualquier cosa para sobrevivir. Y elegí sobrevivir. Para eso podía hacer dos cosas. Una era hacerme prostituta, lo cual rechacé tajantemente. — Se detuvo delante de la rubia y se apretó el estómago con manos inquietas—. La otra era convertirme en ladrona, y eso fue lo que hice.

maldicion de amorTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang