Capítulo 3: Año 845.

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This world is quite simple,

but, at the same time, so complicated. 

Repeating the same tragedy

over and over

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3 meses antes de la Caída

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3 meses antes de la Caída. Año 845. Aldea de Berg. Territorio de la Muralla María.

Las capas sobre sus hombros ondeaban como banderas mientras los jinetes, subidos a los caballos, cabalgaban a gran velocidad por el camino nevado. En la tela, bordada en hilo de color verde oscuro, se veían batir dos alas cruzadas; una del mismo color que el cielo y otra, del color de las nubes. Las alas de las libertad. Las alas del Cuerpo de Exploración. Las alas de la mismísima Humanidad. 

El grupo de jinetes iban en fila, atravesando la nieve. En un momento dado, la persona que lideraba alzó la cabeza y, a través de su capucha, ya que la nevada dificultaba la vista, miró al frente. A lo lejos, observó como, en el cielo blanquecino, una columna de humo gris oscuro ascendía con pereza entre las copas de los árboles de aquella solitaria montaña. O puede que no tan solitaria. Su corazón se encogió en su pecho, con alegría y añoranza, y arrancó a golpear con fuerza. Casi habían llegado. A través de aquel pensamiento, los labios que se podían ver se extendieron, adoptando una pequeña sonrisa y, entonces, azotó a su caballo, indicándole con impaciencia que acelerara el ritmo. 

El animal, al recibir la orden, movió la cabeza y acató, comenzando a correr más y más rápido. 

Sus otros acompañantes, al ver como se alejaba cada vez más, imitaron su gesto e intentaron igualar su velocidad. Sin embargo, al no estar acostumbrados a la nieve, la montaña y, sobre todo, a cabalgar por esos complicados caminos, era imposible que pudieran hacerlo. 

Unos potentes ladridos le saludaron cuando alcanzó la cima. Con un tirón, frenó en seco al caballo, casi haciendo que el animal derrapara por la nieve. De un salto, cayó sobre esta. Al aterrizar, sus botas de cuero se hundieron unos pocos centímetros, pero eso no le impidió que arrancara a correr en dirección a la valla de madera donde un enorme perro daba saltos de alegría al reconocer a la persona. Cuando llegó, metió una de sus manos a través del cercado y empezó a acariciar al animal, recibiendo lametazos en la cara de vuelta con amorosa violencia. Estaba segura que, de no haber estado la valla en medio, habría muerto en el acto. 

-¡Oliver, por la Muralla María, deja ya de una vez de ladrar!-Se escuchó un grito procedente del interior de la cabaña de madera que rodeaba el cercado. Un grito infantil. 

Instantes después, la puerta del edificio se abrió de golpe y, entonces, de su interior surgió el propietario de aquella voz, con un rostro malhumorado. 

La verdad oculta I: Ascenso (Levi Ackerman Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora