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Lo miré con rabia y procedí a acomodar bien mis cosas para comenzar mi marcha hacia el dormitorio.

- ¿Volvemos a casarnos?-lo escuché decir sin mucha ceremonia.

Paré en seco al escucharlo y un tic se formó en uno de mis ojos y me di la vuelta hecha una furia.

Acercándome con el enojo apunto de estallar, abrí la boca para maldecir e insultar en todos los idiomas habidos y por haber y con todas las palabras de todos los idiomas que conocía para amonestar a alguien.

Pero mis insultos se quedaron a mitad de camino cuando sentí sus labios colisionar contra los míos y se empezaron a mover.

Sorprendida no pude evitar congelarme, no me esperaba esto ¿vale?.

Segundos más tarde se separó un poquito de mí, pero ambas caras seguían bastante cerca.

-Entonces....¿podemos volver a comenzar?, ya has dicho que me amas- dijo juguetón, mientras que yo no podía evitar recordar con vergüenza cuando me confesé hace menos cinco minutos de forma histérica- Ya no hay ninguna excusa para que no pueda verte, estaba en mi papel, no es como si yo no quisiera enamorarme de ti-explicó mientras me acariciaba la cara-así que ya no hay ningún problema podemos empezar de cero ¿no?- dijo para rápidamente volver a unir nuestros labios.

No tuve ni tiempo de contradecir algo antes de sucumbir al beso sediento que él comenzó.

-Sigo prefiriendo que esto fuera una historia BL y seguramente si tú fueras algún personaje principal serías un seme-susurré contra sus labios una vez acabó el beso.

-¿Entonces tú serias mi uke?- preguntó juguetón para nuevamente volver a besarme de forma pasional.

En ese momento no había caído que aún seguíamos en medio de la calle y que los demás peatones podían vernos.

Al escuchar sus palabras, no pude evitar sonrojarme y más cuando recordé varias imágenes de un manga yaoi que leí hace poco.

Era de locos.

Observé como en sus labios se formaba una sonrisa que se agrandaba a medida que pasaba el tiempo.

-Hump- alejé mis ojos de su sonrisa y miré hacia otro lado para entonces recodar dónde estábamos y mis mejillas se calentaron aún más al recodar lo que llevábamos rato haciendo aquí, en mitad de la calle.

Lo escuché reír con ganas y volví a girar mi cara enrojecida, al verlo reír con tanto ánimo, me enfadé un poquito y con la punta de uno de mis zapatos le golpeé en la espinilla.

Rápidamente seguí mi camino a los dormitorios de la universidad escuchando sus quejas sobre el golpe, cosa que me sacó un pequeña sonrisa.

I'm not a side characterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora