Levihan-Historias

Un cambio de época

¡Hola! Espero que se encuentren bien. Y que disfruten de la lectura.

Full HD la imagen para el capítulo ¿no?

Es una historia un tanto larga, pero la hice con mucho cariño. Gracias por sus comentarios ❤

🌿 ⚜ 🌿

Levi:

Todo color y sonido desapareció por segundos. El estruendo de un rayo y una luz segadora alteró a mi caballo, y con los ojos cerrados incapaz de abrirlos, me aferré a sus movimientos bruscos. Conseguí calmarlo. Abrí de apoco los párpados y miré a los cadetes correr y juntarse en el laboratorio del cuartel.

—Capitán Levi, el ruido a provenido de aquí. La mayor Hange no responde.

No era de sorprenderse que sus escándalos provinieran de este lugar, les pedí que se apartaran y las puertas cedieron ante una patada. El laboratorio brilló por los cristales reducidos de las ventanas. La llamamos y buscamos, pero no había nadie.

Ya en la noche, tomé asiento en una roca al aire libre para un respiro: esa mujer era escurridiza, no la encontrábamos. Fue una noche fría, pude ver mi aliento dibujarse y disiparse frente mío. Agudicé el oído al sonar de las ramas a mi espalda, tomé la lámpara y seguí el crujido de las hojas secas en el bosque.

—¡Detente! —ordené. Se congeló en el lugar, pero no volteó. La iluminé y se mantuvo quieta cuándo me acerqué—. ¿Hange?

—¿Levi? ¡Oh, gracias al cielo! —dio vuelta en un brinco.

En ese momento fui yo quien trató de escapar. En el retroceso estuve más al pendiente de esa mujer alta que en mis propias pisadas y caí de trasero sin dejar de iluminarla. ¿Hange?

—¿Qué rayos te ha pasado? — pregunté alterado al verla, por la manera de vestir. Cayó a mi lado izquierdo y me abrazó por el cuello.

—No sabes el temor que me han causado. Dejarme aquí. Es una mala broma por parte de ustedes —dijo nerviosa.

Aspiré la fragancia de su cabello, un aroma cálido, entrecerré los ojos para percibirlo bien, era diferente. Su aroma por lo regular era una mezclada con hojas de papel, y en el peor de los casos olía: a borrego.

Me apretó un poco más y continuó:

—¿No me vas a decir que está pasando? No pensé que te gustaran este tipo de bromas. ¡Di algo, esto es desesperante!

—Quítate de encima.

-¡Eso no es lo que quería escuchar!

—Deja de gritar, que te escucho claramente. Te buscamos todo el jodido día, ¿por qué te has escondido aquí?

—Desperté aquí por el frío —se alejó lo suficiente, mantuvo sus manos en mi pecho y enfocó la vista en varios parpadeos al no llevar sus lentes. Enarcó una ceja—... ¿Podemos ir adentro? —preguntó con tono cortante.

Nos dirigimos al cuartel. Ella trató que los toques de sus tacos no llamaran a más de una cabeza curiosa por las puertas.

—¿Qué haces? —me detuve y volteé a verla.

—Seguirte —sonrío.

—Tu habitación está allá —señalé el otro pasillo a la derecha. Miró aquel pasillo oscuro y la noté nerviosa. Llevó sus manos para abrigar sus brazos y se quejó al contacto manteniendo la mirada fija al final del pasillo—. No tienes remedio, tu brazo es una mezcla de tierra y sangre —miró su brazo derecho y no lo tomó importancia.