El último recuerdo y, espera ¡Qué!

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Continuación de la historia: Sujeto de Estudio.

¡Disfruten!

Narra Hange:

Corría y buscaba por los pasillos, con la mirada en el piso y en todos lados, preguntaba a quién menos me encontraba y no recibía respuesta. En mi habitación, me desplomé de cara en la cama tratando de controlar la furia por haberla perdido. ¡Maldición!

Continué buscando apenas amaneció. Vi su semblante a lo lejos e interrumpí la tranquilidad en la que caminaba: con fuerza me lancé a él, tomándolo de la cintura. Terminamos detrás de unos arbustos.

—Toma una nota más, cuatro ojos de mierda, no soy un maldito oso de peluche. ¡Estás empapando mi camisa con tus mocos! —Sorbí mi nariz e intentó alejarme en una mueca de asco.

—Levi. Lo perdí —le conté entre sorbos.

—¿Uh? —se levantó y caminó arrastrándome—. Tch, ve a llorar en tu habitación y cuéntale tus penas a la pared que te presta atención.

—¡¿Por qué eres tan frio?! La libreta, la perdí —dije en un hilo de voz.

Quedó con un paso por medio completar, bajó la mirada lentamente y el viento empujó su cabello para que solo pudiera verlo bajo una sombra. No alzó la voz, dijo en calma, y eso lo hizo lucir más aterrador:

—Eres una descuidada, y aun así, llevas algo que es de importancia para ti a todas partes, era obvio que se terminara perdiendo. Búscalo bien.

Recordé que no la había sacado de la chaqueta antes del entrenamiento.

—Tal vez se cayó en el bosque de los árboles gigantes. —Me resonó la cabeza y me alejé de él—. ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Dolió!

—Para que se te refresque la memoria. —Volvió a caminar—. Si vienes a pedirme que te ayude a buscar, olvídalo.

—Tengo un motivo, déjame contarte, comprenderás mi razón porque la quiero de vuelta —insisto detrás de él.

No me cansé de seguirlo por los pasillos, lo tomé por atrás de los hombros y con una sonrisa llena de placer e insistencia le dije que me acompañara a mi laboratorio, que le mostraría y contaría algo que lo haría cambiar de parecer. Entre gruñidos molestos accede y una vez ahí, aseguré la puerta y corrí las cortinas.

En mi escondrijo, en una esquina, muevo un pequeño mueble y retiro las tablas del piso para encontrarme con mi objetivo. Lo llamé y coloqué el objeto en la mesa.

—¿Un libro? —elevó una ceja.

—¡Si! ¡¿A que no es hermoso?! No sé si existan más como estos. Menciona sobre lugares que nunca hemos apreciado fuera de los muros. ¡¿No te parece increíble?! —Puso la lámpara en medio de nuestra corta distancia.

—Es un libro prohibido, he escuchado rumores. Te meterás en problemas si descubren esto.

—Lo sé, por eso te lo enseño de esta manera. Si los de la policía militar lo encuentran, lo transformarán a cenizas; es probable que terminen matando a su dueño. —Lo cerré con cuidado y acaricié la tapa desgastada del libro con melancolía—. Lo que quería contarte es lo que les pasó a mis padr...

—¡Líder del escuadrón!, ¡aargh!.. El comandante requiere de su presencia en el despacho, ahora. —Moblit, pidió adolorido.

—¿Siempre se golpea con la puerta? —me preguntó Levi con molestia.

Guardé el libro.

—Está abierta la mayoría de veces. Entra sin preguntar, así que no es siempre. —Retiré el seguro y Moblit miró extrañado a Levi quien salía a mi lado.

Levihan-HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora