Sujeto de estudio 2/2

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Espero lo disfruten.

☆● ☆  ⭐  ☆ ●☆

Continúa Levi:

—¡¡Aaagh!!

Me botó de cara, con tal fuerza, que las tablas de la cama crujieron. Fue repentino, y, sin poder reaccionar a tiempo, continuó con su locura: me tomó de los brazos y los colocó en mi espalda, no dejaba de sujetarme.

—¡¿Pero, qué demonios te pasa?! ¡Tch! —sentí el colchón hundirse a mis costados, y luego un peso sobre mi espalda baja. ¿De dónde rayos saca tantas fuerzas?, pensé—. Definitivamente te has metido en la ventana equivocada, ¡maldita gafas de mierda! Esta agalla tuya no durará por mucho. ¡Bájate ahora!, si quieres salir ilesa de esto...

—Chisss —dijo asomándose en mi oído, su cálido aliento me hizo obedecer; cortó por unos segundos mi respiración—. Levi, los demás pueden despertar —había cierta maldad y diversión en sus susurros.

—Si quieres una disculpa por aquel día, no te la daré, te lo merecías esa vez por ser una mugre de mujer. Creo que a tu subordinada se le olvidó contarte algo.

Escondí el rostro contra la sábana, la había recordado en la tina, semidesnuda. Mordí mi labio inferior en un intento de calmarme, y su respiración, demasiado cerca, no me estaba ayudando. Continuó entre susurros:

—¿Qué te da vergüenza? Eres un pervertido, al verme de esa forma. Y un idiota, por lo que dijiste sobre mí hace un momento —noté cierta tristeza en su voz.

—¡Ya maldita sea!, es tu última oportunidad, quita tu asqueroso trasero, Hange —le advertí irritado. Abrí los ojos, sobresaltado, por el contacto de su nariz en el costado de mi cuello: lo movía en un profundo, no—. N-o, no me voy a disculpar... dejé de hablar, por un tenue sonido que salió entre mis labios.

Enterraba mi frente en la sábana y aguanté un suspiro, cuando, ese par de labios tocaron la base de mi cuello y luego pasaron hacia la nuca. Sentí el contacto húmedo cuando se dedicó a besar a cada lado, sentí su aliento separarse de mi piel, sentí sus mechones de cabello deslizarse suavemente, y sentí enfriarse cada beso que daba encargándose ella misma de cubrirlos nuevamente.

—Fácilmente puedes retirarme, ¿o me equivoco? —dijo con voz melosa mientras continuaba con esos besos que me hacían erizar la piel. Era verdad, podía retirarla, pero, dejé que continuara acelerando mi corazón con esa sensación electrizante y placentera.

Se recostó más en mi espalda y sentí lo blando de su busto; la ola de calor se esparció por mi cuerpo y se centró en mi entrepierna, comencé a tener ciertas punzadas de malestar.

—¡Ey! —solté un leve gruñido. Se le ocurrió morder mi cuello.

La calidez de su cuerpo se alejó, algo leve tocó mi espalda y escuché el trazo de un lápiz.

Todos mis sentidos habían vuelto, recuperé mi brazo y girando lo que pude la tomé con fuerza zampándola en la cama produciendo unos cuantos crujidos más. Tomé ese asqueroso cuaderno en el cual se aferraba y busqué lo que había escrito. «Es una idiota»:

/Levi, se vuelve vulnerable con el tacto de una mujer./

—De acuerdo, escucha: me he aprovechado un poco de la situación, necesitaba comprobar el efecto que tiene en ti ese tipo de contactos cercanos. Ahora, dime, ¿Qué sentiste?

Me levanté de la cama repasando una y otra vez esas letras escritas.

—¿Eso soy para ti? ¿Un mero sujeto de estudio? No juegues conmigo. —Palpé, con la mano libre, mi cuello por el ardor—. No sabes en lo que te puedes meter, maldita cuatro ojos de mierda. — volteé y la degollé con la mirada.

Levihan-HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora