𝟴

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Fácil se podría decir que Viktor estuvo toda la semana arrastrándose y corriendo de lugar a lugar para poder tener un pequeño rato libre y coincidir con su niño.

Pero no era fácil cuando esté parecía desaparecer si el se encontraba cerca.

Conway le seguía vigilando de cerca y a pesar de que le entendía, después de todo es un padre protegiendo a su hijo, pero podía llegar a agobiarle.

Iba llegando a comisaría demasiado cansado cuando en eso solamente podía ver a uno de los inspectores encapuchados atender una denuncia.

Rápidamente le reconoció cuando sus ojos lograron distinguir esa figura que parecía robusta debido a toda al ropa que llevaba encima.

Pero tenía el cuerpo más fino que sus ojos y manos habían llegado a recorrer jamás, aunque tampoco había recorrido muchos a decir verdad.

La mirada verde de Dan chocó con la azul del comisario, pero rápidamente la apartó.

El recién ascendido inspector jefe soltó un bufido cuando el civil que hacía la denuncia comenzó a gritar alterado por lo que al aparecer le había ocurrido.

Viktor observó como Dan cerraba los ojos y respiraba antes de responder con una calma forzada al civil, comentándole que harían lo posible por buscar al responsable de robarle 100 euros.

Mientras Viktor se dirigía a coger una botella de agua no bastó ni un segundo para abrirla cuando se escucho un fuerte golpe por todo el lugar.

Al parecer el civil había querido sobrepasarse con el inspector cuando una de las manos que sostenía en el hombro de Dan, comenzó a bajar hasta su cintura, comenzando a dar pequeñas caricias.

Claramente a nadie la gusta que un cualquiera le toque de esa manera tan atrevida.

Por lo que ahora el civil se encontraba alejado del inspector con una mano colocada en la parte derecha de su cara donde había recibido un golpe.

—¿¡Que coño te sucede tío!?—Vociferó el inspector, trataba de ser amable, pero no podía si llegaba alguien a tocarlo así.

—Eh tío, no tienes por qué ponerte así, solo te he tocado la cintura—Dijo enojado el civil haciendo el ademán de acercarse nuevamente al inspector que ya estaba preparado para soltar otro golpe si era necesario.

No hizo falta, puesto que un golpe externo a ambos llegó al civil logrando tirarlo al piso.

—No vuelvas, a tocarlo en tu puta vida, gilipollas—Toda comisaría quedó callada cuando la voz del ruso salió despacio, de una forma tan peligrosa e intimidante.

Una cosa era que ese doctor tocara a Horacio, pero otra muy diferente era que viniera un sinvergüenza a tocarlo como si nada.

Tenía la sangre hirviendo por dentro, estaba muy enojado, pero pronto el civil salió de allí tapando su miedo con indignación.

—¿Éstas bien?—se acercó a Dan, tratando de tomar su mano, pero este rápidamente la apartó.

—No hacía falta comisario, pero gracias.—Quería salir lo más pronto de allí, aún no se sentía cómodo con la presencia de Viktor delante de él.

No cuando su sola persona aún gritaba que lo había abandonado por alguien más, por una alumna que no sabía ni hacer un simple papeleo con los delincuentes.

Se alejó hacia la puerta que daba a las celdas, no sin darle una última mirada a Volkov.

Quería llegar a alguna despacho o lugar vacío tomar un respiro, pero a la mitad de las escaleras alguien le tomó por la cintura acorralandole contra la pared.

Apenas esas manos le había tocado, quiso gritar para que lo soltara, las conocía tan bien.

—Comisario, ¿que está haciendo?—preguntó tratando de mantener la calma.

Pero no pudo, su voz flaqueo levemente, se sentía ahogado ahí con el, no soportaba tenerlo tan cerca aún, le miraba atentamente, perdiéndose en esa marea azul que el comisario tenía en sus ojos.

Era una de las cosas que amaba de Viktor, siempre que se encontraba con miedo o angustia sus ojos tenían la sola habilidad de calmarlo en un segundo.

—Sabes que tenemos que hablar.—Murmuró de forma baja y suave, como si a la mínima que alzará la voz lo asustaría y se iría corriendo.

Dan trago duro, sintiendo su nariz picar y sus ojos arder levemente.—No tenemos nada de que hablar comisario.—

O almenos ya no, no cuando lo había dejado ir como si nada.

—Solo será un momento—Pidió Viktor en casi una súplica.

—Viktor.—Suspiró Horacio con algo de pesar relajandose levemente, el otro parecía también tener una mirada asustada.

Subió su mano hasta la fría mejilla del comisario y la acaricio suavemente, pero rápidamente la bajó, dejando a un ruso anhelante por más de ese tacto.

—Por favor déjame ir—Pidió en un susurro desviando la mirada.

Sabía que si no lo hacía sería capaz de perdonarle hasta un disparo.

—Horacio, lo siento yo...—Quería disculparse, pedirle perdón por haberlo abandonado.

Pero de pronto el cuerpo del Inspector se tenso.

—¿Lo sientes?—Soltó, era todo tan irónico, de pronto sentía como el también se comenzaba a enojar.

—Si, se que debí haberte pedido perdón antes, pero—Nuevamente fue cortado por el que había sido su pareja.

—No—Lo dijo tan directo que Volkov sintió sus ojos lagrimear.—No voy a hablar contigo.—

Se zafó del tacto del ruso de una forma algo brusca, pero no lo quería cerca, sentía tanta rabia.

—Necesito irme, estoy de servicio al igual que usted comisario—Dijo de forma fría logrando romper un poco más el corazón del ruso.

—Pero Horacio, nosotros...—Se calló de forma inmediata al ver lo enojado que se veía.

—No hay un 'nosotros', ya no, que tenga un buen servicio Volkov—Pasó por su lado chocando sus hombros de forma brusca para poder separarse por fin de él.

Dejando a un comisario tratando de calmar el escozor de su nariz y sus ojos que estaban a punto de soltar lágrimas.

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Solecitos, esto casi termina y quiero decirles que fue muy bobito estar aquí con ustedes y que le dieran tanto apoyo a esta historia, los amo <3

Por cierto ya publique la pequeña historia Segilio, por si quieren pasar a leersela.

𝙃𝙚𝙩𝙚𝙧𝙤𝙨𝙚𝙭𝙪𝙖𝙡. ᵛᵒˡᵏᵃᶜⁱᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora