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El ruso soltó un último gemido antes de correrse dentro del chico de cresta. Este cayó a su lado acurrucandose en su desnudo pecho, tratando de regular su respiración.

El comisario lo abrazo cruzando su brazo por debajo del cuerpo del contrario para tomar su cintura, con su otra mano tomar el otro lado de la cintura del chico proporcionando dulces caricias con sus pulgares.

Horacio alzó su cabeza para poder acomodar su cabeza ahora, en el hueco del hombro de Volkov, se sentía cómodo allí, cubierto por las colchas y acompañado por la persona que amaba teniéndolo entre sus brazos.

Cuando Volkov supo que Horacio estaba dormido lentamente se separo de él para acercarse al mueble que había al lado de su lado de la cama.

Tomo su móvil mirando los últimos mensajes de Paola, la chica que había conocido mediante el CNP también y que últimamente causaba muchos estragos en su cabeza.

Contestó sus mensajes sonriendo antes de volver hacia dónde estaba su novio, no podía evitar sentirse culpable, tenía a dos personas maravillosas junto a él.

Horacio era un chico sensible, que cuidaba de él, que hacía que quisiera protegerlo de todo y todos, que enternecía hasta el rincón más pequeño de su 'corazón de hielo'. Que lo ponía celoso cuando algún EMS coqueteaba con el en cuanto lo reanimaban.

Pero Paola, era aventura, hacía su corazón sentirse cálido con cada ocurrencia que decía, con ganas de no separarse de ella, era como experimentar algo nuevo, maravilloso.

También por no mencionar que era la primera vez que volvían a unir sus cuerpos después de mucho tiempo, debido a los ocupados horarios de ambos.

Volkov sabía que Horacio trabaja en el CNP, pero no que trabajaba con infiltraciones, según Conway había dicho a Horacio, sería lo mejor, no era bueno combinar sentimientos con trabajo.

Miro a su chico y suspiro, realmente era un hijo de puta por jugar con dos personas.

Simplemente cerró sus ojos en espera de que amaneciera.

• ◯ •

Cuando la molesta luz de la mañana entró por su ventana, Volkov se despertó mirando hacia el lado de Horacio inconscientemente, amaba verlo dormido.
Pero en esta ocasión no lo encontró a su lado, buscando con su vista entrecerrada a su novio, al no haberse acostumbrado a la luz del todo.

Al inhalar aire pudo oler a lo lejos lo que parecían ser hotcakes, Horacio podía ser muy comprensivo, sabía que el comisario llegaba cansado y trataba de nunca perturbar sus horas de descanso.

Se paro y aún estando en pijama se acercó a su novio para saludarlo, antes lo hubiera abrazado por la espalda para después darle besos en el cuello para hacerle reír. Pero estaba muy distinto.

—¿Horacio? ¿Que haces despierto tan temprano?

Preguntó con un tono algo severo, aunque no hubiera querido sonar en ese tono.

—Solo estaba haciendo el desayuno, ¿dormiste bien, comisario bombón?

El ruso sólo asintió antes de darse la vuelta y comenzar a alistarse para el trabajo.

• ◯ •

Una vez ambos listos partieron hacia comisaria, Horacio fue el primero en irse, ya que tenía que ir para el despacho de Conway junto a Gustabo por nuevas órdenes.

Por su parte, el ruso en cuanto entró a comisaría fue hacia los vestidores y en el camino se encontró a la chica que hacía su cabeza un lío.

—¡Volkov!

Llamó emocionada jalando al ruso hacia abajo para poder darle un corto y casto beso en los labios.

Ya se habían besado antes, la pelirosa nisiquiera sabía que el comisario estaba en una relación, era nueva en el cuerpo.

No pudo evitar sentir nuevamente culpa en su pecho.

—¿Entraste ya en servicio?

Sonrió mirando a la alumna con algo de ternura pero eso no evitaba su tono serio de siempre.

—Claro, si no, no tendría el uniforme, tontito.

Iba a responder pero Greco llamó a la chica, a los que esta se despidió con un 'adiós' y un guiño antes de irse con el oficial a cargo de ella.

• ◯ •

Al final de una cansada jornada, nuevamente se reunían el ruso y la alumna pelirosa tras comisaría para besarse. Como hacían últimamente.


Eran esos momentos donde Volkov no estaba seguro de seguir su relación con Horacio, por que la pelirosa le hacía sentir euforia, adrenalina.

Le hacían recordar esos momentos donde Horacio también era un simple alumno y disfrutaban de todo, pero después el chico fue ascendiendo hasta estar tan ocupado, como él.

Sólo que no notaba lo mucho que Horacio se esforzaba para poder sacar tiempo de sobra para él. Después de todo, nos quedamos solo con lo que queremos ver.

Esa noche terminaría con todo, para poder estar más tranquilo, poder seguir con Paola, después de todo, el no se consideraba homosexual, ni bisexual, ni con suerte heteroflexible.

Horacio había tenido la suerte de conquistar su corazón, pero nunca se había sentido atraído por ningún otro hombre.

Se separo de la alumna y partió hacia su departamento, no lo compartía con su novio, pero como vivían en el mismo edificio probablemente estaría ahí.

Entró a su hogar, se sentía cálido y su corazón se enternecio al ver a su aún novio mirando su celular con el seño fruncido, seguramente estaba peleando por mensaje con Gustabo.

Al notar la presencia de su novio rápidamente se levantó y trató de abrazarle pero fue apartado por el ruso.

—Tenemos que hablar.

Esas palabras causaron confusión en el de cresta y lo primero que vino a su mente fue que había descubierto que trabaja en infiltraciones.

—¿Pasó algo?

Preguntó preocupado, tocando suavemente el hombro del ruso y el cual este apartó algo brusco.

—Quiero que terminemos

Sólo fue procesarlo para comenzar a lagrimear sin poder entender.

—¿C-Cómo?

Su voz se quebraba, sólo podía esperar que fuera una broma y lo tomará entre sus brazos para darle mimos.

—Horacio, no estoy seguro de que me gusten me gusten los hombres

El chico de la cresta había escuchado el rumor de que le engañaba, pero estaba tan cegado por su amor que se negaba a creerlo

—¿Conociste a alguien más?

Murmuró, esperando cualquier indicio de negativa, pero nunca llegó, el silencio le dijo todo antes de salir por la puerta del comisario hecho lágrimas.

Todo había terminado.

𝙃𝙚𝙩𝙚𝙧𝙤𝙨𝙚𝙭𝙪𝙖𝙡. ᵛᵒˡᵏᵃᶜⁱᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora