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Fue duro, fue duro para ambos una vez Horacio cruzó por esa puerta, pero no tanto como para el chico de la cresta.

Fue demasiado duro, despertar y no tener a su novio al lado de él, fue duro dormir y que su novio no pudiera calmar sus lágrimas, por que el mismo las había provocado.

En cambio, para el ruso, en ese momento sólo pensó que sería duro, por no despertar como todos los días con su ex novio.

Por no tener un desayuno hecho por el, aunque en ese momento pensar en ellos era algo estúpido, ahora era libre.

Había pasado tiempo desde que se preparo para el trabajo del todo el solo, normalmente Horacio trataba de tener todo listo para el.

Aún cuando llegó a comisaría fue directo hacia Paola para poder abrazarla libremente ahora, aunque realmente era un intento de consolarse a sí mismo por medio de ella. Aunque sentía su pecho pesado.

Quizás era demasiado descarado hacerlo en comisaría cuando muchas sabían de su relación con Horacio, pero ahora era libre de hacer lo que quisiera.

Algo en el le decía que por favor parara, lo conocían por ser una persona fría pero también muy justa y coherente, en ese momento estaba siendo de todo menos de eso.

• ◯ •

Aún así en todo el día no pudo ver a Horacio llegar a comisaría, ¿no había llegado a trabajar?

No podía evitar preocuparse, ¿y si le había pasado algo?

Camino hacia el despacho de Conway y antes de entrar escucho algo moverse rápidamente, cuando pudo entrar en la silla había dos hombres encapuchados.

—¿Que mierda quieres Volkov?

Gruñó el superintendente, estaba hablando con Horacio tras verlo tan decaído, aunque realmente venían para ver que seguía en el plan de infiltrarse en alguna red de traficantes.

—Perdón por interrumpir, pero ¿Horacio vino a comisaría?

Concentrado en si conseguía alguna respuesta no noto, como uno de los chicos que llevaba el pasamontañas se tensó queriendo desaparecer de ahí.

—Crestitas renunció.

A pesar de que Volkov era un buen agente, no podía permitir que se metiera de esa forma con el chico que consideraba su hijo.

—¿Renunció? ¿Como que renunció?

Estaba confundido, quería respuestas, pero cuando reparo en los dos encapuchados chasqueo los labios y salió dando un portazo.

—Menudo anormal.

Tanto Gustabo como Conway miraron a Horacio con algo de pena.

—¿Éstas bien Horacio?

El chico tenía sus ojos cristalizados, sentía demasiada presión y trataba de no llorar.

—Vamos no te sientas mal, es un capullo que tuvo suerte de estar contigo.

Horacio solamente asintió apretando sus labios para no llorar, solo podía centrarse en su trabajo y quizás así él ruso no volvería a su mente cada vez.

En cambio Viktor no podía evitar preocuparse, quizás era demasiado hipócrita, por cómo había terminado las cosas el día anterior.

¿Horacio estaría bien? Si había renunciado por el realmente debía haberle dolido demasiado.

¿Y como no? Si Horacio era muy entregado a su relación, siempre daba todo de sí para que saliera bien.

Incluso si Viktor en un principio le había dicho que no, Horacio había estado dispuesto a esforzarse el doble, el triple, lo necesario.

Para obtener aquello que el sentía tan fundamental en su vida, ya le había dicho una vez al ruso, que el amaría por los dos si Volkov no tenía esas emociones.

Quizás había sido el error de Horacio entregarse totalmente a un hombre que no se entregaba tanto como el en su relación.

Nunca debió haberse metido con él ruso si este nisiquiera sabía que quería en su vida.

Por que, a pesar de que Horacio aparentaba que no sabía que hacer con su vida y que todo era improvisar, de todo eso, el de cresta estaba 100% seguro que quería al ruso en su vida.

No se arrepentía de todas maneras, sabía que almenos lo había intentado, que luchó por el y por lo que sentía.

Pero si él ruso no estaba dispuesto a luchar por su relación igual que el, entonces no valía la pena.

Por eso cuando regreso a su departamento, Horacio solamente entró aguantando sus lágrimas, hasta tirarse en su cama y soltar un jadeo para luego romper en un silencioso llanto.

Pero era horrible, era ese llanto que tratas de mantener en silencio para que no se oiga, ese llanto que no te deja ni respirar de la angustia que tienes.

Ese llanto que no puedes detener hasta dormir, ese que sientes que te ahoga, el que te hace sentir que no hay otra salida o que es el final.

Fue ese horrible llanto que hace mucho tiempo no tenía y está vez, Volkov no estuvo ahí para calmarlo.

No estuvo, por que fue quien lo causó.

Fue quien rompió el corazón del chico de cresta que le entregó todo.

Y eso dolió. Más que nada.

𝙃𝙚𝙩𝙚𝙧𝙤𝙨𝙚𝙭𝙪𝙖𝙡. ᵛᵒˡᵏᵃᶜⁱᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora