Él lleva algunos años en este mundo. Ella acaba de comenzar. Ninguno esperaba encontrar el amor en el trabajo. Y mucho menos... todo lo que iban a atravesar.
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Ok... tal vez esto le estaba afectando demasiado.
Pero, en cierto modo, la entendía.
- ¿Kira? -la llamé al darme cuenta que no me estaba prestando atención. Su mirada estaba perdida en el pavimento.
Cuando escuchó mi voz, dio un pequeño salto en su lugar, y sacudió su cabeza.
- Perdón. ¿Qué decías?
- Que debe haber una solución, y te ayudaré para encontrarla. Pero por ahora, ¿Qué decidiste? -retuve el balón y me acerqué a ella.
- Aún no lo sé. Es... demasiado confuso. Podría... caer en su juego, o dejar mi carrera. Y.... ser actriz es...
- Lo que te ayudó a encontrarte a ti misma. Es importante para ti. Lo entiendo -pasé mis brazos por su cintura, abrazándola-. Pero no quiero que te sientas obligada a tomar una decisión que no te gusta... Quiero ayudarte. Debe haber una salida.
- Con ellos nunca la hay. Son empresarios. Todo es un negocio para ellos. Saben cómo hacer que pase lo que pase, ellos sean quienes ganan. -enterró su rostro en mi hombro.
Ventajas de que solo le lleve unos ocho centímetros, supongo.
- Siempre hay una salida. Y la vamos a encontrar, pero juntos.
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En una de las empresas más importantes de Estados Unidos...
- Sí, señor Miller, la otra semana asistiremos al almuerzo de negocios... Sí, no se preocupe, ella irá... Tranquilo, en cuanto tengamos el acuerdo firmado, me encargaré de que esa tontería se acabe. No tendrá que preocuparse por que se ensucie nuestras reputaciones... Sí, esto es solo para conocer mejor el mercado. Es parte de nuestra estrategia de negocios... Siempre es un gusto hablar con usted, señor Miller... Si, Nos vemos en una semana. -él hombre de traje colgó la llamada, mientras captaba la atención de su esposa.
- Asumo, que todo salió bien.
- Por supuesto que sí. Llevo años... sin perder en alguna negociación. Esto... solo es un paseo por la oficina para mí.
