Estábamos en una de las clases de Patapez, quien nos parloteaba alegremente sobre las características más notorias de un Pesadillo Monstruosa. Yo, por mi parte, ojeaba un libro mientras intentaba averiguar cuál de todos los dragones retratados era un Pesadilla Monstruosa.
¡Yo apenas conocía a Chimuelo!
—....Los Pesadilla Monstruosa suelen ser de diversos colores, desde púrpura a rojo escarlata. Y tienen un cuello y cola finos como las serpientes, camina en cuatro patas apoyado sobre sus patas traseras y las garras en sus alas como patas delanteras —decía Patapez realmente emocionado.
—¡Bah, pero si eso ya lo sabemos! —se quejó Calisto.
—Pero hay algunos alumnos que no han tenido contactos con dragones antes —replicó Patapez, señalándome.
Keppler levanta la mano y Patapez le cedió la palabra.
—¿Cuándo veremos algunos de los secretos que se esconden tras cada dragón? —preguntó el rubio.
—Bueno, para eso estamos planeando hacer alguna clase en el futuro junto a Valka —nos contó—, que tiene muchos más años de experiencia.
Yo también levanté la mano.
—¿Cuando veremos algo sobre los Furia Nocturna?
Por lo que tenía entendido, eran una especie en peligro de extinción, o eso me había mencionado el mismísimo Patapez la primera vez que lo conocí. Era intrigante, extraño, porque, ¿qué los había llevado a extinguirse?
—Los Furia Nocturna se verán más adelante, primero debemos cubrir los ámbitos básicos de los dragones más comunes —anunció—. Ahora les recomiendo leer este libro —Patapez señaló el libro que estaba leyendo—. Es antiguo, pero aún estamos trabajando en la versión actualizada, sí, sí.
Todos suspiran con un aburrido "ya lo leí", y se van levantando de la mesa, dando por terminada la clase y finalmente dejarme sola con él. Laika es la última en irse, y me da un suave apretón en el hombro como si me deseara buena suerte.
—Lo siento —se disculpa y desaparece del salón.
Suelto un gruñido, frustrada, y vuelvo a tomar el libro para intentar descifrarlo, ya que, para colmo, era tan viejo que estaba escrito en nórdico antiguo. Es más fácil aprender a dominar una espada en una semana que leer esa cosa.
Resoplé disgustada y me di por vencida. Cerré el estúpido libro en un golpe seco que retumbó por el salón como un eco escabroso.
—¿Qué te hizo ese pobre libro? —preguntó una muy conocida voz a mis espaldas.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería preguntarte sobre lo que te interesa saber de los Furia Nocturna —Hiccup se encogió de hombros y tomó asiento frente a mí.
—¿Y tú cómo lo sabes? —interrogué, levantando una ceja.
—Estuve mirando la clase desde la puerta. Patapez estaba un poco nervioso, y me pasé a ver qué tal le iba.
Y yo que ya estaba pensando que me estaba siguiendo.
—Ah... Pues no es nada importante, ya lo oiste, lo veremos más adelante —expliqué resignada—. Todavía tengo que aprender sobre los otros dragones, y sus clases, y las habilidades... —empecé a enumerar con los dedos, tratando de recordar todo lo que Patapez había dicho al principio de la clase.
Yo no era la alumna más ejemplar, pero al parecer saber todo esto era... Necesario, o eso esperaba, porque no pensaba estudiar para nada.
—¿Y no te gustaría aprender ahora?
Parpadeé, volviendo mi atención hasta Hiccup.
—¿A qué te refieres?
—No lo sé, algunas clases donde pueda explicarte cosas sobre Chimuelo —comenta en tono indiferente.
—¡¿Podré volver a montarlo?!
Mi entusiasmo era más que palpable.
Una sonrisa cruzó por su rostro, afirmando mi pregunta, y me fue inevitable no devolversela.
Alguien entró por la puerta principal casi azotandolas al pasar. Era Laika, que entraba feliz y campante.
—¡Mérida! ¿Qué te parece si mejor...? —su pregunta quedó en el aire al ver a Hiccup.
—Bueno, las dejo solas. Piensa en lo que te he dicho, Mérida, luego dime si te interesa —dijo antes desaparecer.
Laika se quedó mirándolo mientras se iba, y lo saludó cuando pasó por su lado. Cuando Hiccup se fue, ella carraspeó y siguió su camino hasta mí.
—Bieeen, como te decía, ¿qué piensas de ir a mi casa? Seguro te encantará Vaella, adora las visitas.
Acepté ir a la casa de Laika, y cuando estuvimos allí me di cuenta que todas las casitas en Berk eran muy similares entre sí, por dentro y por fuera.
Por otro lado, Vaella presumían de un llamativo patrón en tonos púrpura, como había explicado Patapez en su clase. Laika y yo nos acomodados con Vaella cerca del fuego, mientras le contaba un poco sobre cómo mi padre solía ayudarme a escapar de mis clases en casa para ir y entrenar con la espada.
—¿Qué fue lo que te propuso Hiccup? —soltó Laika subitamente, cortando lo que le estaba diciendo.
Vaya, por la cara tan desesperada que llevaba, debía de haber estado esperando un buen rato para preguntarme.
—¿Nada verdaderamente importante? Se ofreció a... esclarecer mis dudas sobre los Furia Nocturna —confesé.
—¡Ohhh! ¿Será que Hiccup ya tiene a su alumna preferida? —canturreó tapándose la cara estúpidamente con emoción.
Me llevé las manos a la cara también, pero yo con clara exasperación.
—¡Sólo es por la curiosidad que demostré en la clase, Laika!
—Sí, claro —chistó—. No seas tan agria, Mérida.
—Pues, ya está, piensa lo que quieras —solté, intentando dar el tema por zanjado.
—Oh, de todos modos lo haría.
La miré con los ojos entrecerrados, porque, por supuesto que Laika lo haría. Era un caso perdido.
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SCHOOL OF DRAGONS ━━ mericcup
Hayran KurguMérida, princesa primogénita del Clan DunBroch, ah aplicado para ser parte del programa de entrenamiento a nuevos jinetes de dragones en una lejana e insípida isla vikinga llamada Berk. Pronto, la intrépida heredera se verá envuelta en un colorido...