Capítulo I

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Caminaban sin saber a dónde iban. No diferenciaban el norte del sur, si avanzaban o retrocedían, o si seguían en línea o iban en círculo.

La muchacha volteó a ver a un lado, ya comenzándose a cansar de tanto andar. Quizás llevaban horas, pero allí parecía no haber tiempo. Y dirigió su mirada al chico que iba unos pasos delante de ella. Cada que giraba a ver algún lado, como en busca de alguna señal o indicación, podía notar su rostro serio y más que nada preocupado.

—Oye... ¿todo bien?

Rompió el hielo desde que habían emprendido camino.

—¿Uh? Ah-, sí— reaccionó de inmediato. Por lo que notó, estaba perdido en sus pensamientos.

El de cabellos verdes la vio por sobre su hombro, percatándose de que se encontraba agotada. Se detuvo, sorprendiendola ya que desvió su mirada ante su respuesta.

—Descansemos un poco, ¿si?— propuso.

—Claro, no hay problema.

De inmediato, la chica se tendió en el suelo. Estaba agitada, a pesar de que el paso al que iban era algo lento.

—¿Estás bien?— exclamó preocupado, observandola sin saber qué hacer exactamente.

—Sí... Solo dame unos momentos, y si quieres seguimos.

—No, hasta que estés bien— frunció ligeramente sus cejas, tomando asiento cerca de la muchacha.

Ella, por su parte, sentía un fuerte dolor en su cuerpo. No entendía porqué, ya que poco atrás no se sentía de esa forma. Probablemente no estaba en condiciones físicas para realizar ejercicio. Vaya, se daba vergüenza a si misma.

—¿Has logrado recordar algo?

Preguntó de la nada, al volverlo a encontrar tan pensativo.

—Eh-, no. Aún nada— y soltó un suspiro —¿Qué será todo esto? Tenemos conocimientos por lo que podrían decirse básicos, pero ninguno de nosotros mismos.

—Ni la menor idea.

Cerró sus ojos por unos instantes, queriendo descansar aunque fuera unos minutos.

—¿Qué es eso?

Al escuchar su tono alerta, los abrió de nuevo, dirigiendo su punto de vista al lugar al que tanta atención le prestaba el muchacho. Se fue incorporando lentamente, hasta que acabó de pie junto a él.

A unos metros de ellos, había una especie de círculo grande, mostrando un escenario. Sin bajar la guardia, el de capucha fue el primero en ir a inspeccionar. Pero no era nada peligroso, lo cual hizo que no detuviera a la joven que se acercaba a paso lento.

Se asomaron un poco, notando que era una playa con chatarra por todos lados, y dos personas paradas entre ellas.

—Un momento, ¿no eres tú?— apuntó al notar el parecido que tenía uno de esos chicos con quien tenía a su lado.

Se encogió ligeramente en su lugar, sintiendo una horrible punzada que casi la hace caer. Pero el de cabellos verdes actuó rápido para evitarlo, sujetándola con cuidado de sus brazos.

—Parece que sí.

restaurarás el horizonte de toda esta sección— habló la figura de un hombre de cabellos dorados, muy grande —. Este es tu primer paso para volverte un héroe.

Ante sus palabras, ambos espectadores juntaron un poco sus cejas. Parecía que se trataba de un fragmento de la historia del chico; una suposición solamente que ambos habían formado sin comentárselo al otro.

—¿Mi primer paso... limpiar todo esto?— él giró a ver a su espalda, viendo con mejor detalle las grandes pilas de desechos que habían —¡¿Todo?!

—Eso realmente es muy exagerado...— comentó en un susurro la castaña clara, como si temiera que la escuchasen.

A lo que dijo, provocó que se desconcentran de la conversación, perdiendo algunos diálogos que había dicho el más grande.

Era sorprendente lo que veían, y más para él. Sentía que era parte de si mismo aquella escena, y podía tener recuerdos musculares de todo lo que pasó. O simplemente se imaginaba el cómo sería limpiar toda aquella zona.

Inconscientemente estiró una de sus manos a tocar el círculo, pero al simple tacto, se desvaneció como humo, sorprendiendolos a ambos.

Sintió como la muchacha hacia fuerza para sentarse en el suelo. De nuevo se había cansado. Antes de que le preguntara el cómo se sentía una vez más, ella se adelantó a hablar.

—Entonces... ese es el motivo del como vistes: eres un héroe.

Dijo lo que pensó, creyendo que así era.

Él alzó un poco sus manos, para observarlas al tiempo en que las hacia puños y las volvía a abrir. Tenía razón. Habían cosas que comenzaban a encajar; sus vestimentas y lo que eran.

—Tú igual entonces— señaló.

—Pareciera...— y desvió la mirada, soltando una pequeña risita —. Por lo que ví, eso pasó hace mucho tiempo.

—¿Cómo?— preguntó algo sorprendido. ¿Cómo podía calcular eso?

—Ahí te veías hasta más debilucho que yo.

Ante lo que comentó, su rostro comenzó a pintar de color rojo, pasando una mano por su cabeza nervioso. Se fijó en su físico, tanto como en esa escena como ahí mismo.

—E-eso no lo ví... Quedé sorprendido por ese hombre de cabello parado— agregó en el mismo estado.

—Yo no tanto...

Y de la nada, sintió su cuerpo con normalidad; parecía estar de nuevo todo en orden. Hasta en su rostro podía notarse que se sentía mejor.

Al dirigir su vista a ella muevan, pudo notarlo para ponerse de pie y ofrecerle ayuda a levantarse.

—¿Seguimos?

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Besos ♥


APRENDER A CONOCERTE |Midoriya Izuku y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora