APRENDER A CONOCERTE |Midoriya Izuku y tú|

Capítulo XXII

—¿Qué cosa?

Volteó en esa dirección la muchacha, curiosa. ¿Acaso se trataba de otro monstruo?

Para su sorpresa, no lo era. Ni un recuerdo. Era algo que había aparecido en el supuesto suelo.

Vio como Izuku se aproximaba a ese lugar, para seguirlo unos pasos por detrás. De todo el espacio liso que había, aquello si era sumamente extraño.

Al estar en la zona, el chico se agachó para inspeccionar mejor qué pasó.

—¿Lo habremos roto?— preguntó la castaña clara, observando por encima del hombro de él.

—No lo sé, quizás en un enfrentamiento con algún monstruo. Probablemente haya sido el golpe con el que falle— apoyó una mano en su mentón, pensativo.

—O yo cuando aplaste a ese monstruo.

Supple bajó la mirada, para comenzar a dar ligeros golpes al lugar en el que estaba parada. ¿Era posible que eso sucediera?

Arrugó su nariz, pensativa. ¿Qué rayos había pasado para llegar a ello?

—Extraño para un espacio tan... "perfecto", por así decirlo.

Tras unos cuantos segundos en silencio, volvió a comentar el muchacho, a la par en que se levantaba.

—¿Deberíamos preocuparnos?

—Quizás solo haya que estar alertas— la vio, no muy seguro de lo que decía.

La chica quedó observando la abertura, para estirar un brazo en esa dirección y tocarlo suavemente. Sentía que era de verdad, y no una mancha. Tenía que admitirlo; le dio miedo hacer aquella acción. Hasta había pensado en preguntarle si estaba bien que lo hiciera, pero al no oír nada de su parte, supuso que probablemente tenía dudas aún.

Y lo volvió a la normalidad, tomándolo con cuidado.

—¿Qué hacemos ahora?— interrogó volteando a él.

—Seguir, ¿quieres?

—Claro.

Sintió como una mano del muchacho pasaba por su espalda, para conducirla lejos de ese sitio. Era más que obvio que le preocupaba que algo le pasara, a pesar de notar que parecía inofensivo.

Luego de ello y algunos cuantos pasos, la soltó a la vez en que quedaba con la mirada baja. Tuvo una teoría con respecto a la grieta, ¿y si los acercaba a su mundo? ¿Podía realmente ser así?

Quería decírselo, pero no tenía pruebas, ni quería darle falsas ilusiones. La vio por el rabillo del ojo, percatándose de que era observado.

—¿Estás bien?

La pregunta por parte de la castaña clara, provocó que una pequeña sonrisa pintara sobre los labios del de cabellos verdes.

—Sí, me distraje un poco con mis pensamientos— mencionó, evitando sonar cansado.

—¿Quieres hablarlo conmigo?— ladeó ligeramente su cabeza.

—N-no tienes de qué preocuparte. Si algo pasara, te lo comentaría de inmediato— informó.

Como respuesta recibió un asentimiento. No la había convencido mucho.

Supple pensó unos segundos, queriendo distraer sus mentes de ese descubrimiento.

—Vaya, no hemos tenido la suerte de dar con recuerdos que nos revelaran nuestros nombres— soltó de la nada, ocasionando que le prestara atención.

—Tienes razón. Todavía tenemos mi nombre y tu nombre de héroe. ¿Tanta mala suerte tenemos como para no saberlos completos? Aunque supiéramos nuestras verdaderas identidades, solo la utilizaríamos para llamarnos y no nos llevarían a nada...

Y siguió murmurando con una mano sobre su boca, haciendo que un amigable sonrisa pintara sobre los labios de la chica. Al menos lo había conseguido.

—También debemos ver el cómo llegamos a ser pareja, ya que fueron pequeños encuentros los que vimos— agregó interrumpiendolo.

—Sí. ¿Quién crees que de los dos se lo haya propuesto al otro?

Al oír su propia pregunta, se puso nervioso y comenzó a decir palabras como para arreglar un poco lo que dijo.

La muchacha con una sonrisa divertida quedó pensando, para volver a él.

—No lo sé realmente. Si tú me lo hubieras preguntado, hubieses estado nervioso y debió de ser algo muy tierno— sonrió con un ligero rubor.

Izuku la vio unos momentos para volver a bajar la mirada pensativo. Ya lo conocía en parte, y justo dio en el palo: si lo hizo, de esa forma hubiera actuado.

—Y si fuiste tú, lo hubieras dicho un poco nerviosa y siendo amigable— le devolvió una pequeña mueca positiva, a la par en que dirigía una mano a su nuca.

—Ya descubriremos quién lo habrá preguntado.

Riendo fue tomando su mano y parte de su brazo, de manera inconsciente. El de cabellera verde se puso aún más rojo, fijando la vista al frente y una boba expresión en su rostro.