Siete

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Pasados unos días Mew volvió a viajar en avión hacia Hong Kong pero esta vez Gulf le acompañó pues no quería quedarse solo y tenía miedo por su marido.

El viaje fue tranquilo a pesar de lo nervioso que estaba el moreno, ya que además de que era su primer viaje, saber que todo lo que habían cruzado en el avión durante millones de kilómetros era el mar, lo hacía temblar.

Al llegar por fin, ambos cogieron un taxi y fueron directos a la sucursal pues querían saber como estaba todo y que podían hacer al respecto.

El paisaje era desolador, el fuego se había iniciado en la cafetería y al parecer, los expertos aseguraban que había sido un cortocircuito en la cámara frigorífica.

Finalmente había un total de cuatro personas fallecidas, el cocinero y la camarera por inhalación, un trabajador por un paro cardíaco y una secretaria de recepción, que con la estampida de todo el personal quiso poner orden y se cayó dándose un mal golpe en la cabeza.

También había heridos con quemaduras y golpes, alguno con una pierna rota y otros con las costillas dañadas por aplastamiento, en el pánico que sufrieron al escapar.

La pareja se miraban con impotencia y sin poder contener las lágrimas, mientras que el empleado y encargado de la sucursal les relataba lo sucedido.

Luego de pasar toda la mañana allí, la pareja regresó al hotel para refrescarse y comer algo, aunque ésta la pasaron en silencio pues ninguno de los dos se atrevía a decir nada, ver aquello había sido muy traumático.

En la tarde volvieron a salir pues habían quedado en verse con el responsable del seguro para lo de las indemnizaciones, el coste de reparación y todo el papeleo.

El empresario pagaba miles de dólares de póliza cada año, así que no habría problema con eso pero aún así quiso revisarlo en persona y comprobar que todo estaría correcto.

Al anochecer y tras una cena ligera, ambos se fueron a descansar aunque les costó un poco, Mew tuvo muchas pesadillas, ya que su subconsciente volvió a revivir la muerte de sus padres, sumándose el incendio en la sucursal donde sus empleados corrían y se empujaban unos a otros para salvar sus vidas, mientras que el moreno lo abrazó y acarició.

A la mañana siguiente fueron a visitar los enfermos que aún permanecían hospitalizados, el empresario se dedico a intentar tranquilizarles, al igual que a sus familiares.

Les aseguró que en cuanto el seguro diera el visto bueno empezarían las obras de remodelación para volver al trabajo y que se aseguraría personalmente de que estuviese con todas las condiciones de seguridad pues no podía volver a suceder una cosa así de nuevo.

Lo más duro para la pareja llevó más tarde y fue el visitar a las familias de los trabajadores fallecidos, ya que al dar las condolencias y el pésame se les hizo un nudo en la garganta y las lágrimas asomaron de nuevo en sus ojos.

Fue terrible para ellos ver a la viuda del cocinero con sus dos gemelos de un año, llorar desconsolada y abrazada a ellos.

También lo fue ver a los padres de Alice, la joven recepcionista que llevaba tan solo cuatro meses en la sucursal y la que según ellos estaba muy feliz trabajando allí.

La camarera que no había logrado salir por la cantidad de humo, tenía un novio y él era su única familia, ellos vivían juntos y tenían previsto casarse, fue realmente muy duro verlo temblar y escucharle contar lo alegre y buena chica que era, con un nudo en su garganta y casi sin voz.

Por último visitaron a la madre del trabajador que murió de un paro cardiaco, ese era uno de los encargados de mantenimiento, un hombre de 56 años, soltero y que solo contaba con su anciana madre.

La pobre mujer estaba destrozada y la pareja salió de su casa muy apenada y con mucha sensación de culpa, aunque por supuesto, ellos no la tenían.

Al día siguiente, los dos fueron a la policía para arreglar el papeleo y dar todos datos, fue un momento bastante fuerte también pero debieron dejar todo listo antes de regresar a casa.

Dos días después pudieron viajar, en unos meses tendrían que volver para los juicios pero lo habían dejado todo en manos de los abogados de la empresa pues ellos ya no podían hacer más.

Dos días después pudieron viajar, en unos meses tendrían que volver para los juicios pero lo habían dejado todo en manos de los abogados de la empresa pues ellos ya no podían hacer más

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11. El nuevo secretario -Tercera parte -Mewgulf (Zaintsee) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora