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Geralt no necesitaba que alguien más viera a Jaskier y empeorara la situación, así que estaba atento a cualquier ruido que le indicara la entrada de algún cliente, sin embargo, no pudo hacer nada ante el chico que apareció desde otra habitación de la tienda.

—Hijo, vuelve adentro —le ordenó el sastre entre dientes, sin mirarlo. El chico era más joven que Jaskier, y el brujo no lo consideraría una amenaza si no estuviera mirando con tanto interés a su fauno.

—Papá, él es...

—Dije que volvieras adentro —interrumpió alzando la voz, aún manteniendo su mirada sobre Geralt.

El brujo se tensó ante la actitud del hombre, y comenzó a reconsiderar la idea de abalanzarse contra él antes de que intentara algo; poco le importaba traumar a su hijo si Jaskier estaba en peligro, pero el corazón casi se le atasca en la garganta cuando sintió al ojiazul moviéndose de su lugar, avanzando para posicionarse a su lado.

Rápidamente puso un brazo delante de su pecho, impidiéndole avanzar más y observándolo con aflicción, tratando de pedirle con la mirada que no se expusiera, pero Jaskier sólo le hizo una mueca, casi insistiendo en seguir adelante, y luego sus ojos se enfocaron en el niño, moviendo la nariz para olfatearlo a la distancia.

—¿Sam? —murmuró dudoso, sus orejas alzadas en atención.

El niño asintió con una sonrisa entusiasmada, y pronto Jaskier lo imitó, desinflándose en alivio y alegría. Geralt no entendía qué estaba pasando, pero no iba a bajar la guardia aún.

—Papá, es Jaskier —dijo por fin el menor, sacudiendo la camisa del hombre—. Es quien me salvó cuando caí en el pozo, ¿recuerdas? ¡Te hablé de él!

El sastre miró a su hijo con sorpresa, y luego su vista se dirigió al fauno. Geralt entrecerró los ojos, listo para cualquier cosa, pero el hombre simplemente se relajó, masajeando su sien con resignación.

Al final, todo salió mucho mejor de lo que esperaban; sintiéndose en deuda, el sastre tomó las medidas sin rechistar, e incluso les dijo que todo sería gratis. Por supuesto, el brujo aún se mantuvo atento a sus movimientos, pero Jaskier estaba demasiado entretenido conversando con Sam como para notar su tensión.

Geralt salió de ahí con los músculos del cuello adoloridos, y Jaskier dando saltitos a su lado.

—Ya no te muevas tanto, mantén la capucha en su lugar —masculló el brujo estresado, subiendo a Jaskier sobre Roach para dirigirlos a una taberna.

—Lo siento... ¡pero hey!, ahora tendré ropa gratis —dijo Jaskier emocionado, mirándolo desde arriba con una sonrisa. Geralt lo miró de vuelta y bufó, rodando los ojos pero sonriendo también. El sastre les había dicho que tendría el par de trajes al día siguiente, por lo que se quedarían en una habitación por mientras, como quiso el fauno desde un principio.

Eligió una buena habitación para ambos —porque dejar a Jaskier solo no estaba ni por asomo en sus planes—, se dieron una buena cena y llegada la noche pagó por un baño, vaciando en el agua caliente uno de los jabones que había comprado, listo para mostrarle al fauno lo que era un baño de verdad.

—¿Qué es ésto? —preguntó el ojiazul con curiosidad, apoyándose en la tina y viendo el jabón disolverse en el agua.

—Es como el río, pero mejor —respondió encogiéndose de hombros.

—¿Te bañarás aquí? —frunció el ceño, mirando el agua y a él de manera alternada.

—Hm, tú lo harás —negó, sonriendo y quitándole la capa con cuidado. Jaskier levantó los brazos obedientemente, y tras la tela negra apareció su rostro confundido.

Spring is (not) pretty | GeraskierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora