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Era el cuarto día viajando juntos, y Jaskier, por alguna razón, comenzó a frotar sobre él su mejilla y frente más de lo normal. Además, Geralt notó que se veía más alerta, saltaba menos, comía menos y parecía todo el tiempo pendiente a su alrededor, y se preguntó si era porque estaba acostumbrado a esconderse durante la primavera o por algo más que él ignoraba.

Examinó disimuladamente al fauno mientras caminaba a su lado, y encontró cansancio en su mirada pero una enorme voluntad por permanecer atento. Ni siquiera estaba parloteando, y ya no pudo seguir avanzando sin saber qué sucedía.

—Jaskier —llamó, deteniéndose.

—¿Sí? —preguntó el fauno, aprovechando que estaba inmóvil para frotar su mejilla contra su hombro por centésima vez.

Geralt suspiró: —¿Qué sucede? Has estado raro hoy.

Los ojos azules lo miraron sorprendidos, y las orejas cayeron a los costados.

—Lo siento, no he estado durmiendo bien últimamente... —murmuró, desviando la vista.

Geralt alzó las cejas, preguntándose cómo no había notado eso antes.

—No duermes en las noches, ¿cuándo duermes? —preguntó, temiendo la obvia respuesta pues, desde que se habían encontrado, había hecho que Jaskier viajara con él durante el día y tal vez eso le había impedido dormir por completo.

—Sólo tomo siestas... durante el día —explicó, incómodo. El brujo suspiró, asintiendo antes de tomar al castaño por la cintura y subirlo a Roach. El fauno se quedó estático sobre la yegua, y luego lo miró confundido.

—Sube cada vez que necesites dormir, los mantendré a salvo durante el viaje —prometió, observando el rostro sorprendido que rápidamente se convirtió en una cálida sonrisa.

—Gracias, Geralt —dijo Jaskier, sin dejar de sonreírle. El brujo carraspeó incómodo, asintiendo antes de volver a caminar. Luego de unos minutos miró hacia atrás, y encontró al fauno babeando sobre el pelo de Roach. Sonrió, satisfecho de verlo dormir por primera vez.

La siesta fue bastante breve, y pronto Jaskier estaba comiendo, saltando y parloteando a su alrededor. Geralt suspiró profundamente por la constante verborrea, pero era bueno verlo de buen ánimo nuevamente. Sin embargo, le extrañó notar que, aunque estaba más enérgico, seguía demasiado alerta a su entorno, y cuando le preguntó esta vez el castaño sólo negó, diciendo que no era nada. Por supuesto, no le creyó, pero respetaría si no quería decirle.

Aún no atardecía cuando Jaskier pidió subir a Roach de nuevo, y Geralt asintió, deteniendo a la yegua mientras observaba con una ceja alzada cómo el castaño intentaba subir por su cuenta, equilibrando una pezuña sobre el estribo. Con un pequeño impulso, dio un salto para pararse sobre él, pero su pezuña tembló bruscamente y terminó de espaldas al suelo, con la pata aún enganchada a la pieza metálica.

—Auch... —murmuró Jaskier desde su lugar, formando un puchero con sus labios. Geralt sonrió, ayudándolo a ponerse de pie y sacudiendo la tierra de su espalda.

—Vamos, levanta los brazos —pidió sin dejar de sonreír, tomándolo de la cintura cuando obedeció y volviendo a subirlo sobre Roach.

Les tomó otros dos días llegar al siguiente pueblo, y Geralt ya estaba estresado al verlo cada vez más atento a cualquier ruido en el bosque, sin mencionar que no paraba de frotar su rostro contra él a cada maldito momento. Por Melitele, a este punto olía más a Jaskier que a sí mismo, y eso implicaba un aroma a flores nada intimidante para un brujo. Temía que en cualquier momento se enfrentara a un monstruo y éste se riera de él.

Spring is (not) pretty | GeraskierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora