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—Dijiste que serías silencioso —gruñó Geralt, tapándose el rostro.

—Ese fue nuestro primer acuerdo, esta vez no estipulamos nada —se defendió el ojiazul, arrancando una flor en su camino y comenzando a masticarla.

Habían pasado la mitad del día adentrándose en el bosque, buscando los benditos ahogadores que estaban molestando al pueblo, pero era realmente difícil concentrarse cuando Jaskier no paraba de hablar. Ni siquiera tenía algo interesante para decir, simplemente opinaba sobre todo; las plantas, el clima, lo bien que Roach se vería con unas flores enredadas en su pelo o lo imponente que Geralt lucía con sus espadas.

No parecía tan sigiloso después de todo, pero a Geralt le seguía agradando su compañía. Además, el ruido atraería a los ahogadores.

Escuchó el sonido de algo cavando en el lodo, y supo que los había encontrado. Jaskier se calló de inmediato, al parecer dándose cuenta también, pero Geralt no iba a esperar el ataque sorpresa; rápidamente localizó a los cuatro necrófagos y los atrapó con Yrden.

Dejando a Roach y Jaskier atrás, se acercó lanzando Igni y terminó el trabajo con su espada, y aunque se ensució con el líquido viscoso que soltaban las criaturas, pensó que había sido bastante sencillo.

Hasta que escuchó un balido detrás de él y se giró confundido, sabiendo que ese era el sonido que un ciervo emitía cuando estaba en peligro. Todos sus músculos se tensaron; no era un ciervo, era Jaskier dándole la espalda y mirando estático al ahogador que lo acechaba como a una presa. 

El monstruo y el brujo se abalanzaron sobre el fauno a la vez y Jaskier se limitó a encogerse en su lugar, sin embargo, Geralt fue sólo un poco más rápido, y se apresuró a rodear al ojiazul con su brazo mientras que con el otro cortaba la cabeza del ahogador.

Limpió la espada sobre su pantalón con una mueca de asco, y la envainó antes de darse cuenta de que Jaskier seguía abrazándolo con fuerza, temblando de pies a cabeza con sus orejas hacia atrás.

—Ya terminó, Jaskier, estás bien —tranquilizó, intentando devolver el abrazo con incomodidad. Las orejas se alzaron hacia él, y pronto los ojos azules le devolvieron la mirada.

—Oh, sí... lo siento —sonrió el castaño, alejándose avergonzado. Geralt alzó una ceja, no sabía que Jaskier podía emitir balidos, pero había sido realmente útil.

—Vamos, hay que armar el campamento —indicó, tomando la cabeza degollada para mostrarla como evidencia al día siguiente.

Mientras se movían en busca de un buen lugar, Jaskier estuvo más callado y menos hiperactivo, y Geralt se preguntó cómo había sobrevivido hasta ahora con su nula capacidad para defenderse. Tal vez, él no era el primero al que le pedía que lo dejara acompañarlo en su viaje.

—¿Por qué insistes en acompañarme? —preguntó de pronto, tirando algunas cosas sobre la tierra que había escogido para ubicarse. Jaskier se detuvo junto a él, mirándolo confundido.

—Pues... eres agradable, y necesito protección —se encogió de hombros. Geralt asintió lentamente, observando con disimulo el cuerpo del castaño; no tenía más que unas diminutas cicatrices en su torso y hombros, que bien podían haber sido producto de una caída.

—Has sobrevivido bien hasta ahora —comentó queriendo sacarle más información, pero fingiendo desinterés mientras terminaba de librar a Roach de su montura y toda la carga.

—Bueno, puedo arreglármelas sin dificultad nueve meses al año —explicó como si fuera lo más normal del mundo, y Geralt se giró hacia él, alzando una ceja.

Spring is (not) pretty | GeraskierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora