3. Recuerdos olvidados.

124 21 20
                                    


Gilbert Blythe.

Anne siempre fue una chica intimidante cuando lo requería, pero esta vez con solo una mirada me hacía tener escalofríos, incluso quería correr antes de que me clavara un cuchillo por medio de las pupilas.
Durante todas las clases no paró de observarme, muchas veces conectábamos miradas, y aunque mis miradas decían "¿Qué quieres? deja de verme, tomate andante" en las suyas no podía encontrarles un significado.

No me atrevía a preguntarle que le ocurría, quizá sólo estaba enojada por el castigo de hoy, así que traté de evitarla en todo momento, no fue hasta después del descanso, en clase de educación física.

La profesora nos había puesto a dar vueltas por todo el campo, estaba corriendo junto a Bryce cuando el desgraciado dijo que necesitaba ir a tomar agua al terminar la primera vuelta. Y ahora estaba solo.

-¡Blythe!—escuché la voz tan reconocible de Anne, lo que me hizo correr más rápido, quizá solo quizá le tengo un poco de miedo—¡Hey, Blythe!—tocó mi hombro. ¿Cómo rayos corrió tan rápido?

-¿Me hablas a mi?—pregunté deteniéndome, aunque fue ella quien me detuvo.

-No, a ese otro Blythe—dijo sarcásticamente apuntando hacía enfrente—rodé los ojos.

-Ja ja ¿Sabes, Shirley? el sarcasmo no es lo tuyo.

-Tampoco es lo tuyo hacerte la permanente, pero no te critico ¿o si?

-¿Qué dices? ¡todos mis rizos son naturales!—abrí la boca indignado mientras tocaba mi cabello con ambas manos.

-Tan naturales como los labios de Kylie Jenner—maldita sea, sus insultos siempre son más creativos que los míos.

Entre cerré los ojos y le mostré mi dedo corazón.

-¡Ese dedo, señor Blythe!—dijo la profesora desde la banca, por lo que lo bajé rápidamente sobresaltado, mientras Anne se reía, yo solo le saqué la lengua como un infante.

-¿Y? ¿qué es lo que tanto anhelas decirme?—pregunté avanzando de nuevo, ella me siguió.

-Mm... yo... quería...—dijo algo más pero no alcancé a escuchar de lo bajo que habló.

-Hablaste muy bajo, Shirley ¿qué dijiste?—otra vez se detuvo y tuve que hacerlo.

-Dije que quería...

-¡Gil! ¡no vas a creer lo que pasó!—interrumpió Bryce, casi cayéndose de la risa—Andrews, acaba de caerse de boca en los vestidores y-y... —de pronto notó la presencia de Shirley—oh, hola Anne. ¿Estaban hablando de algo importante? o ¿por qué esas caras?

-La cabeza de tomate estaba apunto de decir...—me interrumpió Anne.

-¡No! digo... solo estaba diciéndole a Blythe que puede dañar su cabello si sigue haciéndose la permanente—sonrió burlona y se fue de ahí.

-¿Te haces la permanente?—preguntó Bryce confundido.

-¡Que son naturales!

.....

Lo que restó de la escuela tuve mucha curiosidad por saber que es lo que Anne me diría, pero no sería prudente preguntarle de nuevo ¿no?

A quien engaño, me da igual ser imprudente.

-¡Shirley!—grité su nombre para después llegar a su lado—¿a dónde vas?

Sabía muy bien a donde iba, las clases habían terminado, y el director nos citó a esta hora para el castigo.

-Al aula de medios, tenemos un castigo ¿lo recuerdas?

-Ah, si—me puse frente a ella—pero antes dime lo que querías decirme.

Ramé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora