Dazai caminaba tranquilamente por una calle concurrida, era mediodía y tuvo que salir del trabajo por las señales enviadas por su estómago, indicándole que estaba hambriento. Pudo haber almorzado en la cafetería de la Agencia, pero prefirió ir a conocer otros lugares para satisfacer su necesidad. Camino unas cuantas cuadras hasta llegar a un establecimiento, se veía pequeño, una fachada roja en el que se prostraba el nombre del restaurante; pero no fue el aspecto del establecimiento lo que lo atrajo, si no que de este se desprendía un olor delicioso, o bueno más que un olor se desprendían varios olores que le indicaron que ese era su destino.
Paso por la puerta principal y busco una mesa mientras paseaba por el restaurante. Una mesera se le acerco y con una reverencia se disculpó, diciéndole que hoy el restaurante estaba muy concurrido, agregándole la pregunta de que si no le importaba compartir mesa. Dazai respondió a esto que no le importaba y se dispuso a seguir a la mesera, claro después de sus usuales comentarios coquetos con destino a la camarera.
Dazai la siguió hasta una pequeña mesita ubicada en una esquina y su ocupante era
- ¡¿Chuuya?!- Exclamo con asombro el castaño al notar que la mencionada persona sentada en esa pequeña mesa era el inconfundible Pelinaranja de la mafia.
- ¡¿Ha?!- Exclamo el Pelinaranja mientras se paraba de un golpe al darse cuenta de la no tan agradable persona que tenía en frente. -Oi, Oi, ni creas que te vas a sentar aquí! - .
- Ah, si es mucha molestia- exclamo la mesera al ser testigo de la escena – podemos buscarle otra mesa señor- dijo dirigiéndose a Dazai – Sentimos molestarlo señor- esta vez dirigiéndose a Chuuya.
La mesera dio media vuelta y Dazai se disponía a seguirla, pero el Pelinaranja hablo- No- exclamo haciendo que ambos dirigieran su mirada al mas pequeño- Esta bien que se siente aquí, no era mi intención causar un drama cuando el restaurante está de por sí muy lleno- dijo finalmente mientras se sentaba nuevamente.
-Muchas gracias por su compresión- exclamo la mesera antes de marcharse.
Apenas el castaño tomo asiento, el mas bajo agarro el menú y oculto su rostro entre este, obviamente, tratando de evitar cualquier conversación con su invitado inesperado.
-Ah Chuuya, jamás cambias- exclamo el mas alto mientras tomaba el otro menú.
Ni una sola palabra salió de sus bocas mientras ambos revisaban detenidamente el menú. Mientras a Dazai se le hacía agua la boca con tan solo pensar en los manjares que se podría llevar a la boca, Chuuya lo veía de reojo por el borde del menú, algo en esa escena le recordaba una memoria que había tratado de hundir en el fondo su cerebro durante los últimos años; ahora volvía a salir a la luz.
Finalmente llego el momento de ordenar.
-Por favor un plato de sushi- dijo Chuuya.
- Yo quiero un yakisoba, por favor- exclamo Dazai.
Y ahí estaban ya no podían evitar hablarse, no había folletos, ni menús que pudieron servir de excusa para no hablar. Al ver que el Pelinaranja solo veía a su alrededor, evitándolo otra vez, el castaño decidido dar el primer paso.
-Como ha estado la mafia estos días? – pregunto.
-Como si te fuera a responder bastardo- exclamo el más bajo con un tono frio.
-Que cruel eres Chuuya- dijo Dazai mientras apoyaba sus codos en la mesa.
El primer intento de iniciar una conversación fallo, pero Dazai no se daría por vencido tan fácilmente, solo tendría que esperar al momento correcto.
Como ya había mencionado, el restaurante estaba bastante concurrido ese día, lo cual se prestaba para que el Pelinaranja se distrajera fácilmente con la gente que había a su alrededor; buscaba desesperadamente alguien en concreto para observar y evitar hablar con el castaño. Después de buscar incansablemente hubo algo que llamo su atención, a pocas mesas de la suya, se encontraba una pareja con su hijo, comían sin preocupaciones y reían. Se les veía como una familia feliz, una familia modelo y una familia que ya no se encontraba casi en estos tiempos. Era una familia que Chuuya habría querido tener, un apoyo, pero eso no era posible, Chuuya no era humano y por ende no tenía padres, el solo recuerda haber existido; la única persona que podía ver como figura maternal era Kouyou, pero eso no era suficiente para abastecer su necesidad de ser amado.
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No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso", es algo que muchos dicen por ahí. Pero que pasa cuando tienes miedo a abrir tu corazón a la persona incorrecta? Reemplazarlo por el odio fue la opción por la que opto Chuuya Nakahara, lo que el no sabia es que ne...