Un pelinaranja se revolcaba entre las sábanas blancas de su cama, no había logrado conciliar el sueño después de que sus memorias invadieran sus sueños. Lo había tratado todo, se había cubierto con todo lo que pudiera, cerro los ojos tratando de poner su mente en blanco, incluso trato de contar ovejas, claro, esto solo le trajo más recuerdos. Finalmente se había rendido, no se pensaba parar de la cama, su cabeza aun le dolía mucho y hacer movimientos repentinos y que requerían cierto esfuerzo lo empeoraban. Viendo que no tenía muchas opciones, se incorporó un poco para acercarse a su mesita de noche. Abrió el cajoncito superior y de este saco un libro, prendió la lampara y soplo el poco polvo que había en ese objeto. Cuando se disponía a abrirlo y tratar de así aprovechar el tiempo que perdería intentando dormir, pero escucho la manija de su puerta girarse, y su reacción fue ponerse alerta.
Unos pelos castaños se pudieron ver antes de que el sujeto entrara, cuando identifico al que había entrado, Chuuya se relajó. El rostro de Dazai se veía iluminado, una mitad por la leve luz amarillenta que emitía la pequeña lampara. La otra, era iluminada por la luz de la luna, se veía simplemente precioso. Las dos mitades de la cara del castaño expresaban dos cosas diferentes, la parte iluminada por la luna reflejaba el lado misterioso y reservado de este, la luna era un cuerpo celeste tan misterioso como el universo mismo, tal vez los americanos habían ido a la luna, pero nadie nunca supo que era exactamente lo que había allí, que cosas extrañas podrían encontrarse en esta, solo desenterraron una parte del misterio, mas no todo. Había muchas cosas que el pelinaranja no había podido desenterrar de las actitudes del castaño, había veces que no lo comprendía, pero había aprendido a confiar en el ciegamente, al igual que todos los días los seres vivos esperan con ansias que la luna salga y se oculte nuevamente, sin saber exactamente que se oculta detrás o en ella. Por otro lado, la mitad de la cara iluminada por la luz amarillenta reflejaba una faceta más dulce y sencilla del castaño, aunque este no tenía nada de sencillo, simplemente irradiaba un aura que mostraba la calma que sentía el castaño en ese momento, como si fuera un niño, un niño que no puede dormir y entra al cuarto de sus padres a buscar calor y protección. Cuando juntabas las mitades formaban a una sola persona, una persona misteriosa y llena de secretos, pero a la vez, una persona calmada y con caprichos; una persona de la que Chuuya se había enamorado hace tantos años, pero no era capaz de decirlo en voz alta, nunca lo fue.
- Ah... siento asustarte Chuuya- le dijo en un tono de voz baja que milagrosamente escucho el que se encontraba en la cama - Es solo que escuché algo y vine a revisar-.
El ojiazul solo desvió la mirada hacia el libro que aún tenía en mano, tratando de no hacer contacto visual como por decima vez en el día.
-Parece que tampoco puedes dormir- le dijo el castaño -Oh ¿un libro? -.
-Si, me pareció un buen modo de quemar el tiempo- le respondió el pelinaranja mientras observaba la tapa del objeto. El castaño aprovecho que el pelinaranja estaba distraído y se acercó lentamente en dirección a la cama del más bajo.
-Cuando lo compraste? Parece como si no lo hubieras abierto aun- le pregunto el de ojos marrones ya sentado al lado del ojiazul.
-Primero, tienes razón, no lo he abierto aun, no he tenido oportunidad- le dijo el más bajo mientras levantaba la mirada- Y segundo, no lo compre, me lo regalaron.
- ¿Oh, y quien te lo regalo? - le pregunto Dazai con un tono de curiosidad.
- El hombre que pertenecía al gremio, el escritor, como se llamaba? - Chuuya intentaba recordar el nombre de aquel sujeto que le había regalado uno de sus libros.
-Poe-san? - pregunto el castaño.
-Si! El- exclamo el pelinaranja en cuanto escucho su nombre - Me regalo una de sus obras más recientes como manera de disculparse por haberme dejado encerrado en un libro por casi tres meses, aunque valla que sus historias son buenas y complejas, casi no logro salir de ahí completo- dijo mientras sonreía nerviosamente al acordarse de lo difícil que fue llevar a cabo aquel acto.
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No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso", es algo que muchos dicen por ahí. Pero que pasa cuando tienes miedo a abrir tu corazón a la persona incorrecta? Reemplazarlo por el odio fue la opción por la que opto Chuuya Nakahara, lo que el no sabia es que ne...