Capítulo 11

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Una noche despejada, la luna se encontraba en el punto mas cielo nocturno y las estrellas la acompañaban con su tenue luz. Una noche muy bella ¿no es así? Bueno, tanto el pequeño pelinaranja como el castaño se preguntaban como ese hermoso escenario que desprendía un aura tan romántica y tranquila, se había convertido en una simple añoranza cuando gruesas gotas de lluvia caían de las nubes grises y oscuras que ahora ocultaban todo rastro de luz.

Este diluvio los tomó tan desprevenidos que no lograron reaccionar, ninguno de los dos, a tiempo. Así que ahí estaban otra vez, frente al departamento del mafioso, calados hasta los huesos. Las bolsas milagrosamente habían evitado que el agua les cayera a las compras de Chuuya y este cargaba la pequeña bolsita café sobre su pecho, cubriéndola con sus manos. Al menos el viaje no había sido en vano, pero eso no quitaba que ambos estuvieran escurriendo agua de sus vestimentas.

-Supongo que volvimos al inicio- dijo repentinamente el más alto tratando de romper esa incomodidad que se podía oler en el ambiente. – Conociéndote, no me dejaras salir rumbo a mi casa con esta tormenta, ¿así que me dejaras entrar? -.

-Así es- suspiró el de sombrero mientras metía la llave en la cerradura de la puerta. Abrió esta rápidamente y antes de entrar se quitó los zapatos no sin antes indicarle a su acompañante que hiciera lo mismo.

La casa seguía oliendo a limpio, a pesar del desorden que Dazai había causado en la cocina. Aunque ya había sido limpiado hace ya un par de horas, así que no había razón para que siguiera oliendo a huevo con pimienta y otras cosas.

-Tienes hambre? - preguntó Chuuya mientras entraba a la cocina.

-No mucha, ¿y tú? - le manifestó Dazai desde el sofá, ya se había puesto cómodo.

-No, realmente- dijo el pelinaranja recostandose sobre el marco de la cocina. – ¿Qué hacemos entonces? -.

- No sé, lo que quieras- fue la respuesta del de ojos marrones junto con una sonrisa dulce que automáticamente hizo que el más bajo se sonrojara y mirara hacia otra dirección tratando de evitar su mirada.

-Podrías... ir a mi habitación y...- empezó tartamudeando.

Los ojos del castaño se abrieron de golpe y su pupila se dilató, mientras intentaba desesperadamente alejarse del pelinaranja.

-Espera, espera. ¡¿QUÉ?!- le interrumpió con un ya notable sonrojo que ni se esforzaba por esconder.

-DEJAME TERMINAR IDIOTA! - Le grito el pelinaranja al darse cuenta de la malinterpretación que tenía el más alto. -QUÍTATE LA ESTÚPIDA ROPA-.

-QUE HAGA QUE?! ¡NO! - Ambos estaban entrando en pánico. Chuuya, por no poderse explicar bien; Y Dazai porque seguía malinterpretando todo lo que el más bajo le decía.

-¡QUE TE LA QUITES ESTUPIDO! ¡TE VAS A RESFRIAR! ¡ESTAMOS TODOS EMPAPADOS! - Le grito tratando de quitarle el abrigo.

-¡NO CAERÉ EN TUS ENGAÑOS!¡CHUUYA ESO SI NO ME LO VENÍA VENIR! ¡NOS ACABAMOS DE RECONCILIAR Y YA QUIERES QUE TENGAMOS SE-.

-¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡YO NO ESTABA HABLANDO DE ESO! - le interrumpió con un grito lo suficientemente fuerte como para callarlo y lograr que, en el shock en el que se veía atascado el castaño, sus manos dejaron de ejercer fuerza alguna y, como consecuencia, este se resbaló por sus hombros, haciendo que, por la fuerza que el pelinaranja estaba ejerciendo, al desaparecer la resistencia este último cayera al piso junto con la prenda empapada.

-E-espera... entonces no estabas...? - habló Dazai con un poco de temor en su voz.

- ¡CLARO QUE NO, IDIOTA! - grito Chuuya mientras se aprovechaba del abrigo y su camuflaje para cubrir su sonrojo; en ese momento lo que menos le importaba era el hecho de que el abrigo estuviera empapado.

No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora