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Harry vio que Raoul lo miraba mientras salía con ____. Le hizo un gesto con la cabeza y su amigo le guiñó el ojo, pero su expresión cambió al reconocer quién era ella. Harry reprimió una sonrisa de superioridad.

En los años que llevaba tramando cómo humillar a Charles Wilson nunca se había imaginado que su hija fuera a estar en sus brazos y que se sintiera enormemente atraído por ella. Sería idiota si no aprovechaba semejante oportunidad. Pero tenía que ser precavido y no comenzar la casa por el tejado. Después de tomar algo en su casa, podría llamar a un taxi para que la llevara a su domicilio, pero algo le decía que sería poco probable.

Abrió el Maserati que los esperaba junto a la acera.

–Un coche muy bonito –comentó ella mientras Harry le abría la puerta.

–Me gusta viajar con estilo.

–Y a mí me gusta eso en un hombre.

Estaba seguro de que así era. A ella nunca le había faltado de nada en la vida. Todo lo contrario. Y cabía esperar que sus exigencias con respecto a un hombre fueran elevadas.

A diferencia de ____, él sabía lo que costaba conseguir algo. Su padre se lo había demostrado durante casi toda su infancia. Después de que Charles Wilson lo echara de la empresa que habían creado juntos, Thomas tardó años en recuperar la credibilidad y crear su propia empresa. Y aunque había hecho lo imposible para proteger a su único hijo, la experiencia había marcado a Harry, y de ella había extraído dos reglas que regían su vida: la primera era tener mucho cuidado a la hora de confiar en alguien.

La segunda era que todo valía en la guerra y en el amor.

Harry arrancó y se dirigió a la autopista que iba hacia el noroeste.

–¿Vives en el oeste?

–Sí. Tengo dos casas, pero mi hogar está en Karekare. ¿Sigues queriendo esa copa?

Vio que ella tragaba saliva antes de responder.

–Sí, hace siglos que no voy a Karekare.

–Sigue prácticamente igual: hermoso y salvaje.

–¿Como tú? –le preguntó ella con los ojos brillantes.

–Más bien como tú.

Ella rio.

–Tus palabras son un bálsamo para un alma herida.

–¿Herida?

–Cosas de familia. Es muy complicado y aburrido para contártelo.

Harry se había enterado de la vuelta del hijo pródigo al hogar de los Wilson. ¿Era ese el problema de ____?

–El viaje es largo. Estoy dispuesto a escucharte si quieres hablar de ello.

Ella lanzó un profundo suspiro.

–Me he peleado con mi padre. Aunque parezca un tópico, no me entiende.

–¿No es esa una prerrogativa de los padres?

–Supongo –reconoció ella riéndose–. Pero me siento utilizada. Llevo toda la vida tratando de estar a la altura, de ser la hija perfecta, la trabajadora perfecta… Bueno, perfecta en todos los aspectos. ¡Y mi padre cree que lo que tengo que hacer es sentar la cabeza y tener hijos! No me valora en absoluto. Llevo cinco años ayudándole en la empresa familiar y dice que solo es un pasatiempo para mí.

–¿Por esa discusión has ido al club esta noche?

–En efecto. No podía quedarme bajo el mismo techo con él ni un segundo más. ¡Ah, no! Ya no es su casa, ni la mía. Se la ha dado a mi querido hermano –resopló enfadada–. Perdona. Será mejor que cambiemos de tema. Hablar de mi familia me pone de mal humor.

Aventura ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora