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Bailaban juntos en una foto del periódico. Era evidente lo absortos que se hallaban el uno en el otro.

____ palideció y tomó aire.

–¿Lo has orquestado tú?

Harry rio.

–Me halaga que creas que tengo tanto poder, pero no, no he sido yo.

Lo miró como si no creyera una palabra de lo que le decía.

–Es evidente que quieres hacer daño a mi padre, pero ¿por qué te tomas tantas molestias conmigo por algo que sucedió hace tantos años? Nuestros padres se pelearon y su amistad terminó. Son cosas que pasan.

–Tu padre acusó al mío de algo que no había hecho y no quiso entrar en razón ni aceptar que se había equivocado. A mi padre le partió el corazón y destruyó su honor. Y gracias a lo que hizo tu padre, tuvo que trabajar como un animal para llegar a fin de mes. Sacó a flote Styles Importers, pero se dejó en ello la salud, por lo que murió prematuramente. Mi padre se merecía mejor suerte, al igual que mi madre.

–¿Y hacer daño al mío va a devolvértelos?

–No, pero me producirá infinita satisfacción que Charles Wilson reconozca su error.

–Tú eres el que se equivoca, Harry. Olvida todo esto y deja que me vaya.

–De ninguna manera –apuró la taza de café–. Si has terminado, vamos a acabar de comprar antes de ir a la oficina.

Se dirigieron a unos grandes almacenes. A él le pareció divertido que ella anduviera un metro por delante, lo cual no era fácil debido al gentío que atestaba las aceras. Cuando llegaron, ____ compró algunos productos cosméticos en la planta baja. Cuando él sacó la tarjeta, ella dijo, con la suya en la mano:

–No tienes que pagar tú.

–Permíteme –dijo él al tiempo que le quitaba la tarjeta y la examinaba–. ¿Está a tu nombre o al de tu padre?

–Es mía ¿te parece bien? –se la arrebató.

Después subieron a la planta de lencería.

–Te daré otra.

–Esta me sirve perfectamente.

Harry pensó que no era así, ya que no quería que tuviera nada que ver con su padre. Estaba dispuesto a pagarle un sueldo generoso y, hasta que lo hiciera, él se haría cargo de todo, y de ella. Y todo sería de lo mejor, como le había prometido.

En la sección de lencería, Harry se sentó mientras ella buscaba lo que quería y se lo probaba. Al cabo de un rato se levantó y se puso a pasear. Vio un maravilloso conjunto en un maniquí: un camisón de seda y encaje y una bata a juego. Eran inocentes y pecaminosos a la vez.

Hizo un gesto a la dependienta.

–Añada uno de estos de la talla de la señorita Wilson. Y, por favor, no le diga nada, Quiero darle una sorpresa.

La dependienta se apresuró a cumplir el encargo mientras él se imaginaba que quitaba a ____ las prendas después de haberla acariciado a través de la seda.

Sería una tortura esperar que ella quisiera volver a su cama, pero, al final, merecería la pena. 
   
   
Después de comer fueron al despacho de Harry, que se hallaba en un edificio con vistas al puerto de Auckland. Al salir del ascensor él le puso la mano en la espalda a ____ y la dirigió hacia unas puertas acristaladas donde se leía «Styles Importers».

Entraron y la recepcionista les sonrió. Él le presentó a ____.

–April, esta es la señorita Wilson, que va a trabajar con nosotros. Quiero que convoques a todo el personal en la sala de juntas dentro de quince minutos para que la conozcan.

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