El cambio de aire repentino le golpeó la cara y las náuseas se manifestaron en un mareo que la hizo tambalear mientras sentía un leve gusto de bilis en la boca y ardor en la garganta. Nunca se acostumbraría a aquellos olores.
¡Agente Sawyer! - un vozarrón surgió desde el lateral de la sala, reconocía bien aquel estruendo, el jefe Cole disfrutaba de alzar su gruesa voz cada vez que podía - ¡Creí dejarle claro que solo debía ingresar el investigador de la U.C.V!
Se acercó a ella, era grande y fornido, su tez morena destacaba en un ambiente completamente blanco y tenía la cara en un profundo ceño mientras se dirigía a ella y al desconocido sujeto.
El agente de la U.C.V dio un paso adelante y le tocó el hombro al hombretón de forma burlona, pareció que iba explotar en un ataque de ira.Tranquilo jefe Cole - la voz del detective de aspecto descuidado fue calma pero firme - desde aquí me encargo yo - el otro hombre pareció calmarse e incluso cualquiera podría decir que se encogió un poco.
Oh, disculpe señor. No lo había reconocido, ruego deje pasar mi insolencia pues no fue intencionada - su voz se volvió suave, casi infantil, como un niño suplicante.
Sacudió la cabeza mientra agitaba su mano frente a su cara, desestimando el reclamo del jefe que pasó de autoritario a estar casi aterrorizado por no haber reconocido al agente recién llegado“¿Cuánto poder tienen? ¿Quiénes son?” - miró al agente Keeper - “Charles Keeper, al menos eso dice su tarjeta” - aún la tenía en su mano.
El jefe de policía se retiró como un cachorro temeroso sin decir nada mas, resultaba extraño y algo aterrador que el orgulloso e intimidante Maximillian Cole se retirara de esa forma, humillado por un simple agente con aspecto de pordiosero. Aunque sintió cierta satisfacción al verlo así, una sonrisa maliciosa le cruzó el rostro mientras se acercaba al agente para devolverle su credencial.“¡Aléjate!” - un grito chillón surgió en su interior, un escalofrío le recorrió el espinazo, se quedó paralizada en el lugar.
El investigador se giró bruscamente, entornando los ojos, estudiándola unos segundos.Tú, sígueme - le dijo en tono brusco mientras se volvía en dirección a la sala de partos.
El piso y las paredes del pasillo, marcados por largos rastros rojos exhibían una escena macabra. Cuatro bultos cubiertos por sábanas blancas, en las que ya comenzaban a asomar algunas manchas sanguinolentas, guiaban hacia la entrada de una sala amplia en la que se sentía el pulular de los forenses. Siguió al agente Keeper mientras el fuerte olor a hierro que despedía la sangre derramada le golpeaba el interior de las fosas nasales.
El hombre frente a ella se detuvo abruptamente, observando el marco de la puerta que guiaba hacia la sala de partos, su mirada se enfocó en unas hendiduras en el metal, parecían haber sido fundidas y casi parecía que la marca correspondía a cuatro dedos en torno al acero ennegrecido.“No seas tonta ¿cómo podrían ser dedos?” - se rió internamente de sus propias ideas, aunque la imagen de aquella forma no abandonó su mente del todo.
El investigador soltó un bufido e ingresó a la sala. Todo era un desastre, la ventana al fondo estaba destrozada, había tres cadáveres cubiertos en la sala, uno de los cuales permanecía en la cama del hospital, la pared tras de la cabecera tenía una explosión roja, salpicada con algunos pequeños trozos de materia gris y hueso.“¿Pero qué ha pasado aquí?” - la agente Sawyer estaba de pie en la entrada a la sala mientras el otro hombre comenzaba a despedir activamente a los forenses en la sala, quienes obedecían de mala gana.
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Entre Fuego y Sangre
FantasyUn mundo en que la humanidad se ha perdido y enfrenta un enemigo que desea limpiarlo, pocos son quienes podrían defender lo que queda. La pregunta es... ¿Serán lo suficientemente fuertes? ¿Sus almas rotas podrán soportar el peso de la verdad? ¿Los c...