Luca.

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- Puedo esperar el autobús.

- No creo que quieras llegar tarde, es mejor que subas.

Este no era momento para hacerme la interesante, tenía razón, faltaban diez minutos para dar las ocho y no estoy dispuesta a recibir un castigo por ello.

Abrí la puerta del copiloto y me acomodé, sin quitar la vista de enfrente puse un mechon de cabello detras de mi oreja.

- Gracias - dije con voz ronca y casi inaudible.

Dio una media sonrisa y puso en marcha el auto. Mis nervios hacían que mis manos golpearan suavemente mis piernas, movía mis pies chocandolos constantemente sin un tema de conversación que pudiera hacer, Collin me miraba por algunos segundos y volvía la vista hacia el camino. A unas cuantas calles del colegio se escuchó el timbre de un celular, metí la mano en mi bolsa pero al parecer no era el mío el que sonaba, Collin contestó.

- ¡Qué hay Luca! Sí. En dos minutos estoy afuera.

Dio vuelta al volante en cuanto colgó haciendo que mi cuerpo se inclinara hacia la puerta bruscamente.

-¿A dónde me llevas?

-Pasaremos por un amigo, también se le hace tarde y no podemos dejarlo a su suerte.

Se estacionó y el chico con una musculosa blanca, tejanos y un gorro negro subio al auto azotando la puerta al cerrarla.

- ¡Hey! Cuidado

- Es sólo un auto - reprochó.

-Un auto que tu pagarás si le llega a pasar algo.

- Como sea

- Por cierto, ella es...

- Luna, lo sé - recostandoce sobre los asientos de piel.

- Tú ¿Ya la conocías?

- Claro. Hemos ido en el mismo salón por dos años, dime quien sería tan idiota como para no darce cuenta.

Lo miré y luego bajé la cabeza tratando de no reirme en la cara de Collin al escuchar como su propio amigo le llamaba idiota. Al fin alguien que se da cuenta de que existo.

- Vamos Collin, no me digas que tú...

- ¡SI! ¡Nunca la había visto! Pero sabes que soy un distraído. Dile que nunca haría nada malo y menos a una chica.

- Ahora se dirigía a mí-. En eso tiene razón mi amigo, las chicas son su debilidad - enarcando una ceja y golpeandolo con el codo.

- ¡Luca!- protestó Collin frenando el auto.

De nuevo me mantuve callada y deje que hablaran. Era como si fueran unos niños dandole explicaciones a su madre por romper la ventana con la pelota o algo parecido a eso, me daba risa escuchar cada palabra que salía de esos dos.

- Será mejor que corramos, son las ocho en punto.

Bajamos y corrimos hacia el salón lo más rápido que podíamos, y claro, cuando llegamos ya estaba cerrado. Di tres golpes a la puerta preparandome para el gran regaño, los pasos del profesor retumbaban cada vez más cerca hasta que abrió la puerta.

- Buenas tardes jovenes - cruzaba los brazos y daba pequeños golpes al suelo con la punta de sus zapato perfectamente voleado.

- Hola-. Dijimos al unisono.

- ¿Podemos entrar a la clase?

- Por supuesto, pero tienen un merecido retardo y - deteniendo a Collin por la mochila-. Usted, merece un castigo.

- Pero ¿Por qué?

- Son dos días seguidos en los que ha llegado tarde.

- Pero...

- Pero - lo interrumpi y aclare mi garganta como por instinto-. Profesor, él no tiene la culpa. No había autobus y yo le llame para que pasara por mí, es por eso que se le hizo tarde. Yo tengo toda la culpa.

- Que conmovedora historia -sarcastico-. Los dos se quedaran a la salida a ordenar la bodega y es mejor que la dejen bien limpia sino quieren quedarce sin derecho a examen. Ahora tomen asiento.

Creí que esto saldría mejor, pero a quien engaño, es obvio que todo estaba mal. Miré por todo el salón y mi banca ya estaba ocupada, ¡Genial! Otra cosa mala para agregar a la lista.

- psst, ¡Luna! Por aquí - Dijo Elizabeth desde una banca al fondo.
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Gracias por seguir leyendo :D vota y comenta :* doce votos y subo el siguiente capitulo. Espero les siga gustando la novela!!

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