Las cosas que conoces, ¿las conoces bien?

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El cuco me hizo entrar por la fuerza, por fin nos paramos y empezamos a caminar. Puedo recordar que las paredes eran de lata, como cuando agarramos un tarro en lata de cualquier producto de comida, por ejemplo la caballa en lata.
Llegamos hasta el cruce de caminos, que era como que daba a otros lados, en lo que yo sentía que era el infierno: porque daba mucho miedo entrar ahí por ellos, como cuando estamos en un precipicio o en un monte de la cordillera Humahuaqueña del norte Jujeño, y nos queremos caer al abismo.
Seguimos adelante, al fin llegamos a una granja, un establo de animales, pero no había animales.
En vez de eso había más demonios, era como cuando vas a una fiesta y resulta que hay asesinos allí. Pero tenían forma de personajes de caricaturas, pero en tres dimensiones: osea realistas, lo cual era más horripilante, como cuando cuando te muestran la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, y después, al instante, la pintura maldita de Sean Robinson, el Hombre angustiado: que aparece un monstruo, que se pintó con la misma sangre del autor, mezclada con agua.
Era el león Alex, con la cebra Marty, la hipopótamo Gloria y la jirafa Melman. Pero había algo retorcido, retorcido como la soga que anclaba el Titanic: ellos eran mudos igual que el cuco.
Si algo es claro, es querían matarme: como cuando se acercan los matadores para carnear a la vaca, y ella sabe que la van a matar. Estaban primero sentados en una mesa, como los generales de Hitler cuando planeaban sus tácticas de conquista, muerte y destrucción. Me vieron, recibieron al cuco, como recibirían a Hitler, luego se fueron a buscar armas para matarme: como cuando los carniceros llegan a la mañana al trabajo, se cambian, y preparan los cuchillos para trabajar.
Yo salí a fuera por un momento, y vi el lugar donde estaba, era como si de tu casa aparecieras en Brasil. Era todo monte alto y un cercado alrededor de la granja, ese que hay para no caerse.
Me asusté, como se asustaría un perro petiso, me entré de nuevo y me escapé por el túnel.
Como se escapaba el ratón Jerry de el gato Tom.
Llegué corriendo al cruce de caminos pero ahí, me topé con otro demonio.

Continuará.

Los Secretos Del Cuco De Joel Franco CASTILLO IRUPA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora