Fue difícil lograr que Sonozaki se estabilizara. Fue como ver una preciosa escultura de cristal que acababa hacerse pedazos. La vi en un estado tan débil, pero por incluso con sus ojos cristalinos y enrojecidos, una parte de ella parecía encontrarse mucho mejor. Tal vez esto llevaba ahogándola mucho tiempo, y aún si dice que le confesó a su amiga aquella realidad en el pasado, no es difícil asumir que Sonozaki haya buscado el modo de hacer como que no era tan terrible como parecía.
Cedió ante mi insistencia de venir conmigo a casa tras confesarme que se topó con esa situación esta misma noche. Esta vez la hice esperarme en mi cuarto mientras preparé un poco de té para ambos. Al llegar, la encontré sentada en el suelo escribiendo algo en una libreta que asumí llevaba consigo en su pequeño bolso. Levantó la mirada y me dio la impresión sus ojos se iluminaron por un momento antes de sonreírme. Le entregué aquella taza que recibió agradecida mientras yo me senté en mi cama a observarla.
—No quiero que sientas pena por mí —dijo observando la taza entre sus manos.
—No lo haré —afirmé decidido, logrando que surgiera una leve curva en sus labios.
—Gracias, Iwaizumi —dijo dedicándome una sonrisa sincera.~~~
Alguien alguna vez dijo que el acto más íntimo que puedes realizar con alguien es permitir que la persona que quieres, admiras, aprecias, te vea en tu peor estado, en tus pensamientos más profundos tras una caída, en tus momentos más vulnerables. La intimidad ocurre cuando nada es perfecto, pero aún así lo quieres de ese modo. Iwaizumi resultó ser esa persona para mí en estos momentos, manteniéndome cerca de él cuando temía mi imagen fuese manchada por la realidad de mi madre.
Terminando mi té, dejé de lado la libreta donde escribí un poco inspirada en lo que había ocurrido hoy, siendo pronto tenemos que presentar una obra literaria, ya sea historia corta, refrán, poema, relacionado con el tema que escogió el maestro: el afecto, ya sea brillante o trágico.
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Me senté a su lado en cierto momento para entregarle un pañuelo que recibió agradecida antes de limpiarse las lágrimas que estaban por secarse contra su piel. Tras unos momentos se me acercó para abrazarme por el torso, y vaya forma de relajarme ante su gesto que correspondí entusiasmado por lo mucho que me agradaba la sensación de tenerla así de cerca mío. No pude evitar juguetear un poco con su cabello que al parecer ella percibió, dado dejó salir unas suaves risas que sentí me llenaron el alma tras verla tan mal hace no mucho atrás.
—No sé qué pensarás al respecto, pero quiero ofrecerte algo
—¿Ofrecerme? —cuestioné confundido separándome un poco de ella para ver su rostro.
—Si quieres, puede llamarme por mi nombre —dijo sonriente—. Es mi muestra de mayor confianza, y te permito que hagas uso de ello a voluntad._____, _____, _____... Era un nombre realmente precioso, pero no sabía si me encontraba capaz de ello. Si ella misma dice que significa mucho, no creo sea algo para tomarme a la ligera.
—Comprendo —dije finalmente colocando una mano sobre su cabeza—. Lo tendré en mente...
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Le abracé nuevamente, sin saber cómo más agradecerle por todo. Lo que más me impresionó fue que me levantó como si nada, cargándome en sus brazos de improvisto y llevándome a dejarme recostada en su cama.
—No aceptaré tu petición de la última vez —susurró antes de dirigirse a sacar un futón.
Al verlo, solo reaccioné por impulso y me levanté de mi lugar para ir a detenerlo, cosa que le llevó a mirarme más que extrañado.
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"Can't Believe You Noticed Me" Iwaizumi, Hajime
FanfictionCuando se trata de una chica, tengo claro y asumido que carezco de chance alguna mientras esté al lado de Oikawa. Tampoco es que me importase mucho, no pensaba cambiar por obtener algo que no anhelo de momento. Seguí creyendo que no necesitaba a nad...