❦︎Se cual es mi lugar y donde debo estar.. este.. es mi hogar❦︎
|| Anastasia es una chica ¿normal?, amante de las obras del profesor J.R.R Tolkien, quien siempre a sentido en lo mas profundo de su ser que no pertenece ahí hasta que le pasa algo impo...
Empecé a caminar en dirección a Gandalf, entonces él también me vio y antes de que pudiera llegar hacia mí, una voz lo hizo parar y llegue a su lado.
- No, no, no oiga usted, sombrero alto si, usted. -dijo apuntando a Gandalf- No queremos holgazanes, mendigos ni vagabundos aquí -dijo al que reconocí como Alfred- ya tenemos suficientes problemas y gente así -noté como Gandalf se enojaba por los comentarios de este hacia el- ahora anciano ¡largo de aquí!
- ¿Quién está a cargo aquí? -pregunto Gandalf furioso.
- A quien le interesa -dijo Bardo apareciendo.
- Hola Bardo, gracias por dejarme en el lago eh -salude acercándome a ellos.
- Hola como te llames, y más bien tu nos dejaste a nosotros -me contesto, yo rei.
- Como sea, esta Thranduil aquí ¿no? -pregunte lo obvio.
- Si vengan, han de querer hablar con el -respondio y lo seguimos- Por cierto, gracias por cuidar de mis hijos -menciono mientras caminábamos.
- No hay de que, me llamo Ania por cierto -dije extendiéndole mi mano y el la estrecho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya con Thranduil, Gandalf empezó a hablar con él apenas entramos en su carpa.
- Deben dejar a un lado su resentimiento hacia los enanos, la guerra se aproxima -hablo Gandalf desesperado- las ciénegas de Dol Guldur fueron vaciadas, todos están en un peligro mortal.
- ¿De qué está hablando? -pregunto Bardo.
- Se nota que no sabes nada de magos -dijo Thranduil, yendo hacia una mesa al centro de la carpa para servirse vino- Son como un rayo invernal en un beldaban acercándose de muy lejos con mucho ruido y alarma, -me ofreció una copa a mí y a Bardo, yo la acepte dudosa, ya que no sabía cuál era su sabor y efectos- pero algunas veces es una tormenta, tan solo es eso.
- Tiene razón Gandalf, Thranduil no acabara nada bien -apoye con cierta preocupación.
- No lo será solo una tormenta esta vez, tropas de orcos están avanzando, son guerreros que fueron formados para la guerra -siguió hablando Gandalf, mientras yo tomaba el vino- nuestro enemigo a invocado toda su fuerza.
- ¿Por qué mostrar su juego ahora? -pregunto Thranduil, yo no más pensaba en lo guapo que estaba y en lo rico que estaba el vino, sí que tenía buenos gustos.
- Lo obligamos -dije saliendo de mi trance- cuando Thorin y su compañía salió a reclamar su viejo hogar, ¿no es obvio?
- Los enanos jamás debían llegar a Erebor -dijo Gandalf saliendo de la carpa y todos lo seguimos, pero antes yo me serví un poco más de vino- Azog el Profanador fue enviado para matarlos, su amo desea el control de la montaña, no por el tesoro que guarda, sino por donde está su posición estratégica. Este es el pasaje para reclamar las tierras de Angwar en el norte, si ese letal reino se alzara otra vez, Rivendel, Lorien, la Comarca, incluso Gondor mismo caería.
