❝The monsters were never
under my bed.
Because the monsters
were inside my head.
I fear no monsters,
for no monsters I see.
Because all this time
the monster has been me.❞
━━ metanoia series book 2
━━ remus lupin x fem! oc
━━ original de casually
━━...
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—capítulo uno — CATORCE DE JULIO
—
PASÓ MÁS TIEMPO y muchas cosas cambiaron para Remelda. Los momentos de dormir en los amorosos brazos de su hermano y llorando a lágrima viva pronto se convierten en recuerdos lejanos y todos esos recuerdos amorosos se transformaron en un anhelo de algo que ella quería recuperar. El recuerdo de su hermano se manchó en su mente. No por sus padres y su crueldad, sino por la propia revelación que Sirius les había dejado.
Había sucedido durante el verano anterior a su cuarto año. Todo era igual, las noches eran más largas de lo que pensó que podrían ser, Remelda deseaba desesperadamente regresar a Hogwarts, a pesar de que odiaba su casa y todo lo que representaba con una pasión ardiente, y los gritos de su madre y los gritos de dolor de su hermano la perseguían todas las noches.
Durante esas horas, las horas más largas del día cuando el dolor se apoderaba de Sirius por ser un "traidor de sangre", Regulus se colaba en su habitación y se abrazaban, tratando de no concentrarse en los gritos que tenían desde abajo. Fueron esos tiempos en los que Remelda maldijo las paredes por ser tan delgadas y los techos tan altos que se podían escuchar ecos por todas partes.
Pero hubo una noche, el 14 de julio, donde todo cambió. Era pleno verano, o cerca de él, y todo cambió en la vida de Remelda. Hubo gritos abajo, como siempre, pero hubo más gritos de su hermano.
Podía recordar vagamente lo que se decía, pero nada podía realmente quedarse cuando sabía lo que iba a pasar a continuación. Algo que no quería en absoluto pero que no tenía poder para detener. Remelda recordó haber mirado a Regulus entonces, sus ojos tratando de no mostrar el miedo que la consumía en ese momento y dándole una sonrisa. Era mejor mentir por ese momento, era mejor si no entendía.
Pasos sonaron desde la escalera, los pies enojados pisoteando su camino hasta entonces mientras Remelda se escabullía de su habitación, diciéndole a Regulus que esperara a que volviera mientras iba a ver a un Sirius de ojos rojos e hinchados mirándola con culpa.
Oh, la culpa que sentía, sabiendo que los dejaría. Era la única razón por la que se había quedado tanto tiempo. Pero estaba entrando en su quinto año en Hogwarts, y ya no podía soportar vivir con miedo a la casa. Pero había culpa dentro de su corazón mientras miraba a su hermana pequeña, quien le devolvía la mirada con los ojos llenos de lágrimas.
—Te vas, ¿no? —le susurró ella, tratando de mantener sus emociones bajo control. No le haría ningún bien llorar.
—Por un tiempo, sí —mintió Sirius, pero ambos vieron a través de eso—. Volveré por ustedes dos cuando pueda.
La segunda parte no fue mentira. No dejaría a sus hermanos, a sus increíbles hermanos que eran tan buenos como él, atrás en la oscuridad. No les dejaría tener el destino que se planeó tener desde su nacimiento. Sirius se tragó las lágrimas, tratando de sonreír.
