❝The monsters were never
under my bed.
Because the monsters
were inside my head.
I fear no monsters,
for no monsters I see.
Because all this time
the monster has been me.❞
━━ metanoia series book 2
━━ remus lupin x fem! oc
━━ original de casually
━━...
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—capítulo veinte— ARREGLANDO EL PASADO
—
FUE INCÓMODO estar sentado delante de él. Solo ellos dos, los hermanos, allí y sentados mientras ella se llevaba las rodillas a la barbilla y apoyaba la cabeza en ellas. Había silencio y era tan jodidamente incómodo porque no había sido así en mucho tiempo. La última vez que estuvieron solos fue antes de Navidad - antes de que pensara que Regulus había muerto. Habían estado juntos, sí, pero nunca solos. Siempre con un grupo de personas, siempre con sus amigos.
Y fue tan incómodo. Él estaba sentado allí con su cabello, cada mes más largo, en su rostro mientras miraba el fuego y ella estaba allí sin saber qué decir. ¿Qué había que decir? Quería sanar pero no sabía cómo. ¿Por dónde podrían empezar?
Remelda nunca supo que el silencio podría ser tan mortal con Sirius. Siempre había sido reconfortante. En su habitación sin luz mientras escuchaban los pasos y las discusiones de sus padres. Regulus también estaría allí, sosteniendo a Remelda con fuerza mientras hacía lo mismo con su hermano mayor. A veces sonaba un disco suave - él siempre amaba la música allí. Ayudó en verano, cuando cada día parecía durar un año y cada minuto una hora. Un mes se convirtió en una década y el verano en un siglo. Pero el silencio ayudó, fue agradable, solo saber que estaban allí y en ese momento estaban a salvo.
No era así ahora. Era asfixiante y no sabía cómo detenerlo, no sabía qué decir para arreglar nada. Era tarde, tan tarde, tan tarde cuando subía las escaleras y entraba en su habitación para ver a la Remelda de ojos saltones sentada en su cama, esperándolo. Esperándolo con un paño mientras limpiaba la herida y y le pedía una historia, le pedía por las historias que hacía con sus amigos. Era agradable. Y ella se iría a la cama esa noche y soñaría con tener amigos como él, amigos que se preocupaban, que estaban allí, la amaban, se preocupaban por ella y harían cualquier cosa por ella. Remelda nunca tuvo esos amigos. Siempre se trató de la autopreservación con el grupo que rodeaba antes.
—Entonces... —Sirius soltó, y Remelda no pudo evitar reírse de lo incómodo que era todo. Fue terrible—. Esto es tan raro. No sé qué decir.
Remelda esbozó una sonrisa, mirándolo. —Yo tampoco, Merlín, es solo... wow.
Él también se rio. —Recuerdo cuando solíamos sentarnos juntos y no decir una palabra. Fue agradable, pero esto... no puedo soportarlo.
Ella asintió con la cabeza también, recordando esos momentos. —Me traerías esas novelas muggles. Las conseguiste de Remus, ¿verdad? —él asintió con la cabeza—. Siempre las amé. Nos sentábamos juntos, sí, y luego te aburrías o leías y me contabas historias. Siempre me encantaron esas historias.
