❝The monsters were never
under my bed.
Because the monsters
were inside my head.
I fear no monsters,
for no monsters I see.
Because all this time
the monster has been me.❞
━━ metanoia series book 2
━━ remus lupin x fem! oc
━━ original de casually
━━...
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— capítulo trece — Y UN FELIZ AÑO NUEVO
—
NAVIDAD. EL TEMIDO tiempo había llegado y Remelda no podía pretender que no estaba sucediendo más. Había tratado de sacarlo de su mente, al igual que otros temas, pensando en el trabajo escolar o ocupándose de Demetri (que odiaba) y leyendo. Hizo todo lo que pudo para mantener su mente fuera del tema, sabiendo que solo le traería tristeza y crearía lágrimas que correrían por su rostro. Ahora era Navidad, ya estaban en su casa (no en casa, definitivamente no en casa) y estaban cenando.
Y todos sus pensamientos estaban en Regulus. Se veía tan perfectamente normal, casi feliz, mientras comía la comida que los elfos domésticos les preparaban, colocando su tenedor de vez en cuando para tomar su bebida y sorberla. Escuchó a sus padres hablar, asentir con la cabeza y tararear, y algunas veces también interviniendo. Cada vez que hablaba algo con la mentalidad de sus padres, miraba a Remelda como si quisiera disculparse, algo que había hecho desde que eran pequeños. Remelda siempre parpadeaba, daba un ligero asentimiento de cabeza que sólo él notaría, antes de volver a comer y guardar silencio.
Eso fue algo que Walburga Black le enseñó; guarda silencio hasta que te hablen. Orión, su padre, inició la conversación y permitía que su esposa hablara y, a veces, se volviera hacia su hijo, pero casi nunca miraba a Remelda. Lo único que le importaba era Demetri.
—Seis muertes este mes —comentó Orion—. Un nuevo récord, uno bueno en eso. ¡Y el Ministerio ni siquiera se ha inmutado! ¡Ja! ¡Qué tontos!
Remelda resistió la tentación de responder. Una vez lo hizo cuando era niña, y por primera vez la amenazaron con una paliza. Se habría actuado si Sirius no se hubiera interpuesto en el camino y hubiera tomado el castigo por sí mismo, pero Remelda se vio obligada a quedarse y mirar - algo que nunca había sucedido antes. Siempre les habían dicho a Regulus y a ella que subieran las escaleras y se fueran a sus habitaciones y que nunca las dejaran hasta la mañana siguiente. Y después de ver tal visión, su hermano recibiendo su castigo, juró no volver a hablar nunca más por temor a que lo lastimaran nuevamente.
Por supuesto, eso no había impedido que sus padres lastimaran a su hermano. Continuaron por diferentes razones, pero nunca más lo habían golpeado porque ella no se había quedado callada como le enseñaron. E incluso ahora, aunque sabía que soportaría el castigo, nunca dijo una palabra. Su mente siempre volvía a esa época.
—Hm —coincidió Walburga con su esposo—. Siempre han sido bastante lentos, ¿no? No quieren creer en él de todos modos, aunque no veo por qué. Esos sucios sangre sucia robando la magia sólo para los puros.
Casi se estremeció ante la burla que su madre tenía al pensar en aquellos que nacieron de muggles pero dotados de magia. Aquellos con su mentalidad creían que robaron la magia destinada a aquellos con un padre (preferiblemente dos) con magia - tomaron una varita de una bruja y fingieron ser uno de ellos.
