Patadas

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Sehun tembló al oír la voz de JongIn, Jun por su parte no borrara esa maldita sonrisa de sus labios, se estaba burlando de él frente a todos.

"Eres débil, no podrás" "Disfrutaré follarme a esa perrita" "Sehun tiene todas las de perder" ""Que bueno que sea el perdedor, le traigo ganas desde que puso un pie en éste lugar" "Débil"

Muchos murmullos le perturbaban los oídos, pero hubo una palabra que humilló su orgullo.

Débil.

Era débil.

—Te daré la oportunidad de atacar primero, omega.

Sus palabras cargadas de burla lo hicieron enojar.

Le iba a demostrar que no era el débil omega urgido por protección que todos creían, después de todo su historia de como cayó en prisión fue hace 3 años, debido a defenderse de un alfa que lo intentó violar en un callejón en medio del día, se le pasó la mano y lo asesinó ahí mismo en un intento desesperado por evitar esa desgracia, lo cuál le condujo a una mucho peor al tener que cumplir una condena de 7 años por homicidio en contra de un maldito alfa.

—Es mejor que te rindas, así evitarás la golpiza que te daré, recuerda que no sólo sufrirás mi golpiza ¿Escuchas a todos esos alfas desesperados por tomar y manchar tu cuerpo? Todos ellos desean que pierdas, omega tonto.

—Por favor, deja que gane, te prometo que terminaré con JongIn para que puedas ser su esposa, pero por favor, no lo hagas— El omega no lo hacía por miedo, tenía una razón más grande para no luchar, quería evitar una desgracia de lo que sólo él estaba al tanto.

—¿Ves? Es fácil— Jun le dio la espalda, relajando un poco a Sehun al creer que cedería ante su petición.

Que equivocado estaba.

Sintió un duro golpe directo la mejilla que lo noqueó durante unos milisegundos, el sabor de la sangre lo hizo reaccionar de repente, escupió al suelo y con toda la fuerza que tenía se armó de valor para responder al ataque.

Había subido unos kilos de más y eso le dio ventaja al lograr tirar al suelo al beta, se subió sobre su regazo y atacó a golpes su estómago, sacándole un gruñido de enojo.

Intentó visualizar algo que tanto odiaba para poder descargar todo su coraje en él y obtener la ventaja.

Imaginó al alfa abusador, aquél culpable de que ahora estuviera en ése refundidero.

Lo golpeó hasta que sintió sus nudillos entumecidos por la fuerza, el beta intentó quitárselo de encima, pero el omega no lo dejó, lucharía y patearía hasta que ya no pudiera.

Todos los espectadores observaban sorprendidos al valiente omega, quien se había atrevido a enfrentar a un beta mucho más fuerte y grande que él, pero pese a sus intentos por salvar su propio pellejo su energía se estaba agotando y poco a poco fue perdiendo la fuerza que tenía al principio.

No, no, no.

Su respiración se agitó, a pesar de que golpeó con todas sus fuerzas al beta, aún estaba mejor descansado que él y lo demostró al tomarlo por el cuello, pateando contra su estómago, lo tiró de espaldas al suelo.

—Mi turno— Susurró al tiempo de burlarse de su desgracia, lo cargó como a un saco de papas y lo dejó caer de manera dura al suelo.

Sehun soltó un quejido al sentir una patada en la espalda, se le sumó una en las costillas y juró sentir que algo en su interior se había roto.

Se protegió con ambas manos la parte más sensible de todo su cuerpo: su vientre. Necesitaba protegerlo a costa de todo.

Ríndete.

Era su única opción, aunque la muerte sería algo mucho mejor para él, conocía las consecuencias que tendría al dejarse vencer y humillar por el beta.

Podría aguantar los golpes y patadas en todo su cuerpo, pero no las humillación de ser tomado por todos los puercos reos del lugar.

Aguanta un poco más, tú puedes.

No, no podía, los golpes del beta le acalambraron casi todo el cuerpo, no aguantaría otra costilla rota, saboreó su propia sangre entre sus labios y el respirar le dolía un montón.

Ya no podía soportar otra patada más.

—Me rindo— Susurró lo más fuerte que pudo— No aguanto más.

—¿Qué dices?— El beta dejó de atacar su débil cuerpo para sonreír ante todos— No te escuché, dilo más fuerte, quiero que todos lo escuchen.

—Me rindo— Volvió a susurrar.

—Oh, querido, me haces un bello favor, ya me estaba cansado de esperar tu respuesta y sólo por eso no voy a detenerme— El omega se quejó al sentir otra patada contra su rostro— Te voy a destruir Oh Sehun y me divertiré viendo como tu cuerpo será usado por cada uno de los reos, voy a disfrutar de tus lágrimas, perra, el mandamás será mío.

Aguantó lo más que pudo, pero todos tenemos un límite de dolor, su cuerpo era frágil y ahora lo estaba más.

—Mi bebé— Susurró cubriéndose con suma desesperación y sus brazos su  barriguita— Para, por favor, le harás daño a mi bebé.

El beta ignoró las súplicas del omega, así como también ignoró que el cuerpo debajo suyo dejó de moverse, su maldita ambición por obtener todo lo cegó y sólo paró cuando logró reaccionar, mirando el cuerpo inmóvil debajo suyo.

—Que hice— Susurró arrepentido al mirar el mallugado cuerpo, no pudo superar el enorme error que acababa de cometer.

Todos a su alrededor comenzaron a aplaudir su victoria, cosa que lo hizo olvidarse de su arrepentimiento y sonrió a todos a su alrededor, estornudó al sentir un olor picante a canela, pero no le tomó importancia, no le importaba nada más que su victoria en ése momento, ni siquiera el omega tirado en el suelo y mucho menos el ver a todos los reos huir del lugar.

El ruido despertó a Sehun, le costó demasiado trabajo abrir los ojos ante tanto alboroto, no tenía la fuerza suficiente para lograr ponerse de pie, creyó que estaban celebrando el triunfo del beta, pero se equivocó.

Sintió un picante olor a canela y varios gritos de horror de la muchedumbre.

Supo que todo iba a estar bien al sentir el olor de su alfa.

—Salva a nuestro bebé— Susurró con la esperanza de que el enorme lobo oscuro lo escuchara.

Y cayó rendido ante el cansancio.

Duped (Chanhun) Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora