🐺CAPÍTULO DOS🐺

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"Tremendo culo tiene ese cachorro".
Pienso dando una profunda calada a mi cigarrillo mientras me deleito con las contorneadas piernas que acompañan esas prominentes nalgas, que observo desde mi lugar.

"Te ladeo sobre la barra y te penetro bien duro lobito..." ¡Maldita sea! Debo acomodar este abultado asunto o no podré moverme del lugar.

Disimuladamente me arreglo como rastreando el encendedor. Es que éstos malditos pantalones de cuero demarcan demasiado mi grueso contorno.

Así que sosteniendo el cigarro entre mis labios arremango las mangas de mi camisa, dejando asomar los tatuajes que dibujan cada porción de la piel de mis brazos. Tatuajes que, aparentemente, no quedan para nada mal, o eso insinúan las continuas y sugestivas miradas puestas en mí dirección.

Fumando, observo a mi alrededor a diversas cambiaformas con movimientos de baile que rozan lo explícito y sexual. Haciendo que, lamentablemente, varias memorias desagradables se apoderen de mi mente.

Hoy, tuve un día de mierda tratando de controlar mi adicción.

No quiero recaer en toda esta porquería nuevamente. Pero es como si mi maldito cerebro se dejara engatusar una y otra vez, sin dejar lugar a la coherencia. Y para colmo, la beta que me acompañó hoy (o mejor dicho, que acompañé hasta su casa) luego de follar como malditos conejos, se levantó como si nada para inhalar cocaína...

Lo único que me faltaba...

Me sentí como si la maldita puta vida se me riera en la condenada cara.

¡Y maldita sea! Qué no pude contestar ni mierda cuando preguntó un: "¿Quieres?" Dejándome congelado.

Pero gracias a la madre Luna (y en un instante de condenada lucidez) hice acopio de todas las fuerzas del universo para darme a la fuga de ese condenado lugar.

Pero nunca dije "no", o "no quiero". Y eso me pesa... ¿Pero por algo se empieza, no?

Aspiro, nuevamente, como loco desquiciado de mi cigarro. Y la nicotina logra engañar transitoriamente mi maldita necesidad.

"Necesito un puto porro otra vez..."

¡Maldición! Soy un condenado desastre...

¡Y por la madre Luna! Debo enfocarme en ese hermoso culo, así dejo de darle vueltas al asunto en mi trastocada cabeza.

—¡Hey lobito! ¿Has esperado mucho? — Cuestiona Nam, dedicándome una sonrisa con sus marcados hoyuelos... Hoyuelos que parecieran grabados en su rostro todo el bendito día.

Nam, es un alfa de gran porte. Alto, moreno y aún soltero, a pesar de sus 30 años de edad. "Un gran partido" Diría mi madre.

Él, es mi amigo... mi único amigo de verdad...

Nunca desistió ante cada una de mis recaídas. Y sostuvo mi mano en más de una ocasión sobrellevando mi decidía como un maldito rey.

Y así lo hizo, hasta en los momentos en donde hasta mis padres parecían querer renunciar... Pero él, siempre estuvo ahí.

—¿Cómo no me arrastraste aquí antes hoyuelos? —Digo enterrando mi mirada en ese culo rubio que se aleja de la barra, culo que está desapareciendo de mi radar aunque no quiera.

—¿Y todavía preguntas Jungkook? Tú eres el que prefiere frecuentar esos bares de mala muerte, antes que venir a mi "Hell Night Club"... Todavía no me explico como logré convencerte para que vengas ésta noche. —Confiesa mientras llama al barman para solicitar unos tragos.

—Sí... Sí... Como digas — Ignoro su respuesta tratando de atisbar la sombra del contorno de esa exuberante cadera.
"Maldición cachorro ¿A Dónde te me inmiscuiste?" Medito internamente.

—Aquí tienes tu trago lobito. Y solicita lo que gustes, menos mi trasero. — Objeta Nam entre risas.

—A ver si la cortas con el "lobito". Me siento un estúpido cuando me llamas así... Y con lo del trasero, eso lo veremos luego. —Digo mientras doy una profunda calada a mi nuevo cigarrillo. 

—¿Se puede saber qué tanto observas? ¿Quizás, buscando alguna presa para que se arroje a tus garras? —Comenta.

Y riéndome burlón, lo miro de reojo diciendo: —Se arrojan solitas Nam... No tengo que buscar nada, pero acabo de ver un rubio que se carga un tremendo culo y se me perdió ¿Puedes creer?

—Compórtate en mi local Jungkook. Y nada de drogas ¿Ok?

—¡Okeyyyyy papá! —Digo burlón.

"Y lo de las drogas, te lo debo". Pienso mientras cojo mi vaso para beberlo de un solo tirón. Aunque solo fuera un faso nada más. "Si tan solo supieras Nam, que casi me meto falopa..." Porque ganas no me faltaron... ¡Maldita sea!

—Escucha, debo revisar unos papeles y regreso. Sírvete a tu antojo, pero siempre con moderación, ¿sí? El barman sabe quién eres. —Dice Nam.

—¡A sus órdenes mi capitán! —Respondo con firmeza.

—Capitán tus bolas lobito. Y contrólate, que te estaré vigilando. — Confiere Nam gesticulando control con su mano.

—¡Pero qué pesado! ¿Para eso me trajiste? ¡No me rompas las bolas Nam! —Objeto y me observa detenidamente, para luego proceder en retirada.

La noche está a pleno. En la pista, los cuerpos se difuminan al son de la contagiosa música... Y debo admitir, que el antro de mi amigo, no está para nada mal.

Al rato, siento un par de miradas curiosas puestas en mí, pero sin ánimo de nada las ignoro.

De algún modo, he quedado ligado a ese hermoso culo... Culo voluminoso y apetitoso que reclama mi certera nalgada.

Ensoñado quedo hasta que depositan fuerte mi bebida sobre la barra y al agarrarla, me encamino hacia los sanitarios.

"La fusión de aromas y sudores es adictiva" Pienso mientras me abro camino entre noche y descontrol, con rumbo a mi destino.

Pero me detengo súbitamente, cuando mi lobo se estremece al percibir un específico aroma...

































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"𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora