S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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C A P Í T U L O D E D I C A D O A: AmiPretty123
*Los diálogos que se encuentren en negrita son los diálogos de Ben que solamente Jude puede escuchar.
20 Noviembre 1963, Dallas - Texas. 08:37 a.m.
El cosquilleo de una respiración chocando contra la mejilla de Jude, acompañados de los tenues rayos de sol que pasaban a través de las persianas hicieron que sus ojos se abrieran con dejadez.
Frente a ella, número Cinco dormía profundamente con el ceño ligeramente hundido y su cabello despeinado.
Su respiración era tranquila por lo cual su pecho subía y bajaba con lentitud, dando un ambiente completamente relajado.
Para Jude, esa fue la primera vez que lo vio en un estado tan sereno que incluso le pareció que ese no era el mismo azabache sarcástico al que se había acostumbrado.
Verlo de descansar de una forma tan pacifica le parecía incluso algo irreal, pues se había acostumbrado al constante caos que solía rodearlos.
Estar cerca de él se sentía demasiado bien para ella, hacía que se sintiese segura, confiada, fuerte, indestructible... Pero sobre todo, hacía que se sintiese completa.
Sin apartar la vista de su rostro, extendió su mano y con cuidado apartó un mechón de cabello que caía sobre los ojos de número Cinco, se preguntó entonces cuanto tiempo habría pasado desde la ultima vez que él habría dormido decentemente, sin tener el peso de tener que evitar el fin del mundo o huyendo de su pasado, pero entonces cayó encuenta de que esa había sido la primera vez en que ella lo había hecho.
Por primera vez en toda su vida había logrado conciliar el sueño sin tener que preocuparse por lo que pudiese suceder a su al rededor.
Dormir con Cinco junto a ella era todo lo que le había hecho falta para deshacerse de las tormentosas pesadillas que la habían perseguido desde que tenía uso de razón, de las voces y las constantes alucinaciones que por fin habían sucumbido ante ella, y todo se debía a número Cinco.
Con ese pensamiento en su mente, se acercó con cautela hacia el cuerpo del adolescente y recargo su cabeza contra contra su pecho, deleitándose con el tranquilo latido de su corazón contra su oído.
—Sé que estás despierto —susurró ella escondiendo su rostro entre la camisa de Cinco.
—Sé que lo sabes —contestó él con la voz ronca e hizo una pausa antes de continuar —Aún no se si describirlo como algo perturbador.
—Ahora sabes como se siente —masculló ella en un resoplido cansado.
—Sé que necesito una taza de café ahora mismo, pero por otra parte... No me importaría quedarme en ésta posición un poco más
