S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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18 Noviembre 1963, Dallas - Texas 10:17 a.m.
Jude se dejó caer en el sofá el cual se encontraba frente en el que Diego era curado de la herida de su abdomen por Lila. Pues ella, sin tener ningún tipo de interés en la conversación que Diego y número Cinco tenían acerca de la ausencia de su hermana Vanya. Se limitó a tomar una de las tazas de café que Elliot había dejado en la mesa de centro, observando como Cinco iba de un lado a otro de la habitación.
Juntó sus rodillas contra su pecho y le dio pequeños sorbos a la bebida caliente de su taza en completo silencio sumida en sus propios pensamientos, hasta que su desinterés fue rápidamente disipado cuando Cinco soltó la insinuación de que Lila pudiese esta implicada acerca de la llegada de los suecos.
Aun que Jude sabía que Lila no podía estar relacionada con ellos, ya que la verdaderamente implicada era ella al haber sido "compañera" de los hermanos, no pudo evitar preguntarse qué es lo que había llevado a Cinco a creer lo contrario.
Aquella duda había comenzado a dar vueltas y vueltas en su cabeza, debido a que Cinco era una persona realmente inteligente y sobre todo intuitiva, Lila tenía que tener algo que hacía que el azabache tuviera los ojos puestos en ella. Lo que generaba que también Jude comenzara a tener dudas sobre la morena, logrando preguntarse si realmente Lila sería quien dice ser.
Pero entonces, dentro de su cabeza surgió otra duda que la obligó a dejar de beber su café: ¿Por qué desconfiaba de Lila pero no de ella? Es decir, la aparición de Lila fue lo más normal posible. Ella había conocido a Diego en el manicomio y ambos habían huido juntos. Por el contrario la de Jude fue tan repentina y misteriosa que haría que cualquiera desconfiara, pero ¿por qué Cinco no lo hacía?
Porque anda, una niña de trece que de pronto sale de la nada y recibe una bala para salvar a tu hermano, que tiene poderes extraordinarios, sabe sobre el inminente apocalipsis que se avecina, y que sabía realmente bastantes cosas acerca de los Hargreeves era completamente normal.
Y es que, quizá la respuesta a las preguntas más difíciles eran las más simples: Cinco tampoco confiaba en Jude y por eso la arrastraba a todas partes con él, para así poder vigilara. O quizá algo dentro de Jude lo mantenía sumamente interesado, hasta llegar al grado de no querer apartarla. Para él, el pasado de la castaña era un verdadero misterio. Un misterio que él quería resolver.
Un misterio que Jude quería que él resolviera.
Ya que ambos eran demasiado orgullosos para admitirlo pero se agradaban, ambos sentían esa curiosidad y fascinación hacia el otro que los obligaba a tenerse cerca, como una repentina necesidad que sólo era saciada al tener la compañía del otro.
Como la pólvora y una chispa. Que solos no funcionan, pero que juntos sólo explotan.
—Tienes suerte de que sé dónde va a estar papá hoy —Le dijo Cinco a Diego, captando de inmediato la atención de Jude, que bajó su taza y observó fijamente al de los ojos verdes que se encontraba sentado a su lado.
