S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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19 Noviembre 1963, Dallas - Texas 20:23 p.m.
Jude entro en la habitación y observó con una mueca como su demacrado y pálido cuerpo era reflejado en el espejo.
Las diversas cicatrices que adoraban su piel a las que nunca solía prestarles demasiada atención estaban ahí, pero esa noche en especifico, parecían ser más grandes, más profundas... Más dolorosas.
Cada fragmento, cada sollozo y cada recuerdo que las acompañaban de pronto comenzaron a surgir después de años de reprimirse a si misma, el revivir la parte de su pasado que hacía que su conciencia ardiera en un martirio en el que la encargada la había sumergido.
Perdida dentro de su cabeza, desabotonó los primeros botones de la camisa que cubría su cuerpo, la pequeña cicatriz que se estaba formando en su abdomen por el disparo que había recibido el día que decidió deslindarse de todo lo que a la comisión respectaba estaba ahí, como un recuerdo que marcaba su piel en señal de que nunca podría escapar de ese lugar.
Más arriba, la herida punzante de la apuñalada del mismo sueco se encontraba vendada, pero aun que no se pudiese verla sabía a la perfección que se encontraba ahí y que dejaría una marca imposible de borrar, como las que la comisión se había ocupado de crear por medio de pesadillas en su mente llenas de atrocidad y tormento que llegaban a ella apenas cerrara los ojos.
Sus dedos tocaron entonces la cicatriz que se encontraba detrás de su oreja, que se encontraba ahí como un recordatorio de que no era más que un arma. Que podía fingir ser una persona como cualquier otra todo lo que quisiese, pero a fin de cuentas siempre llevaría consigo ese pensamiento de que su única razón de existir, era destruir.
Recordó las palabras de la encargada «Ser libre» y no pudo evitarreír sin graciaal percatarse de lo ingenua que había sido, ella la buscaría en cada tiempo y lugar sólo para recuperar al arma que había creado, ya que a sus ojos Jude nunca sería algo más que eso, un experimento exitoso.
A menos de que ella acabara con la encargada, sólo así podría dejar atrás toda esa pesadilla y terminar de sanar la peor cicatriz que la comisión había dejado en ella: un alma rota y un corazón que a penas y mantenía la fuerza para seguir latiendo. Solamente así sería verdaderamente libre, sólo así podría permanecer junto a número Cinco, junto a los Hargreeves y si tenía algo de suerte no tendría que volver a usar su poder nunca más.
—¿En qué piensas? —preguntó Ben recostado sobre la cama, sacando abruptamente a Jude de sus pensamientos.
Ella lo miró a través del espejo y dio un largo suspiro.
—En que no quiero morir... —murmuró en respuesta y apartó la vista.
—No lo harás, no mientras yo pueda evitarlo —Dijo con firmeza una tercera voz que empezaba a conocer en a la perfección.
