S T O R M | ❝Deja de buscar los monstruos debajo de la cama. Ellos están en el espejo.❞
¿Qué pensarías si te digo que el fin del mundo será en diez días?
¿Tratarías de evitarlo?
Seguramente habrías hecho todo lo contrario a lo que yo hice.
Y es qu...
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C A P Í T U L O D E D I C A D O A: itsnia_fire
21 Noviembre 1963, Dallas - Texas. 14:27 p.m.
—¿Y bien? —Preguntó la encargada en cuanto llegó donde Número Cinco la había estado esperando, él, al oírla le tendió la bolsa de plástico que contenía en su interior un pez dorado —¡A.J! —exclamó al ver al que era el líder de la junta directiva y se echó a reír de forma escandalosa.
Cinco apretó los labios y se giró para verla de frente, la observó unos cuantos segundos de forma severa antes de volver a apartar la vista y meter las manos en sus bolsillos.
—Como siempre has hecho un trabajo impecable pequeño Cinco, pero sabes bien que nuestro querido amigo A.J. no era lo único en nuestro trato ¿Conseguiste lo que te pedí? —Le cuestionó nuevamente la encargada recuperando su tono juguetón.
Al escucharla, el cuerpo de Número Cinco se tensó inmediatamente y su respiración se volvió pesada. La encargada dejó escapar una risa ligera y divertida al ver como el adolescente reaccionaba inmediatamente poniéndose aún más a la defensiva, sacó de su saco un pañuelo y comenzó a limpiar a pequeños y delicados toques el rostro del azabache, ganándose una mirada llena se seriedad.
Cinco, llevó su mano izquierda al interior de su saco y apretó un pequeño pañuelo de seda, que después de dudarlo por unos instantes terminó por extendérselo también a aquella mujer, que sonrió satisfecha.
Lo tomó como si el más precioso tesoro se encontrara envuelto en aquel pañuelo y lo abrió con cuidado, asegurándose de que en su interior un fino y largo cabello castaño se encontraba en perfectas condiciones.
—Esto servirá —dijo complacida sin poder dejar de admirar aquel pañuelo con ese cabello tan importante.
—Lo que hice hoy... fue por mi familia. Para salvar el mundo —habló por fin Número Cinco con una aspereza innegable en cada una de sus palabras.
—Por favor, ahórrate el drama del asesino sensible y enamorado ¿Si? —suspiró la encargada rodando los ojos mientras guardaba el pañuelo con el cabello en el bolsillo interior de su saco.
Cinco apretó la mandíbula conteniendo toda la molestia que sentía que en cualquier momento le haría explotar, y tragó saliva con dificultad. La encargada volvió a sonreír de manera cínica y se apartó unos cuantos pasos de él.
—Toma —Se agachó para recoger el maletín y se lo extendió —Como acordamos, esto hará que tú y tus hermanos puedan volver al 2019... —.
—¿No estás olvidando algo? —habló Cinco antes de que la encargada desapareciera.
Ella se dio media vuelta y con una sonrisa contesto —Cierto, casi lo olvido —de entre sus ropas sacó un pequeño artefacto con algunos botones y se lo lanzó a Cinco que lo atrapó en el aire.
