Capitulo 21

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Jun Pyo

La ira le comía por dentro mientras andaba delante de un Ji Hoo que no abría la boca. Estaba esperando a que fuera Jun Pyo el que empezara la conversación.

- ¿Qué demonios estáis haciendo aquí? – preguntó por fin cuando llegaron a la piscina del hotel que estaba vacía.

- Ella vino a encontrarte – dijo Ji Hoo – yo vine a encontrarla a ella y los chico me siguieron para darte una paliza por no dar señales de vida.

- Aléjate de ella – le pidió Jun Pyo. Ji Hoo le miró alzando una ceja.

- Renuncie a ella porque eras tú, ahora eres tu quien la ha dejado marchar, esta vez no voy a volver a quedarme atrás – dicho aquello Ji Hoo se marchó y Jun Pyo se quedó sentado en una hamaca con la cabeza entre las manos. Sabía que cuando le dijera aquellas palabras a Jan Di, ella no volvería a sus brazos... pero no habia tenido otra opción, su vida era un infierno al lado de su madre y no quería que aquella chica siguiera sufriendo por su culpa.

Jan Di

Cuando llegó Ji Hoo a la habitación yo me había vuelto a emborrachar. Había pedido champagne al servicio de habitaciones y me había gastado el poco dinero que me quedaba.

- ¡Hola! – le dije quizás demasiado efusivamente mientas apuraba una copa y le servía otra a él.

- Mañana vas a tener un dolor de cabeza importante – dijo él. Siempre se preocupaba por mí.

En ese momento ocurrió. Ji Hoo se sentó a mi lado y yo rompí a llorar como una niña pequeña. Él me abrazó hasta que me quedé completamente exhausta para seguir llorando. Ji Hoo me ayudó a llegar a la cama y me metí entre las sábanas blancas.

- No te marches – le agarré del brazo – sé que es mucho pedir, pero ¿podrías dormir conmigo? – mi petición fue entendida perfectamente por mi bombero personal y sin mediar palabra se acostó a mi lado.

A la mañana siguiente amanecí con pelos de loca y al lado de Ji Hoo que dormido era aún más guapo ¿Cómo era posible que aquel chico pareciera una estatua griega incluso durmiendo? Mi corazón latía con fuerza... mis sentimientos estaban todos revueltos y confusos. No iba a dejar que nadie más entrara en mi corazón. Necesitaba sanar las heridas y nada mejor para hacer eso que amarme solo a mí misma durante un tiempo. No era mi primera ruptura, pero si había sido la más dolorosa, de verdad era que me había enamorado de ese gilipollas y sus palabras me habían hecho un puto agujero en el corazón. Nunca me había sentido tan humillada... una mancha... no dejaba de repetir esa conversación en mi cabeza.

Ji Hoo pasó la mañana con los chicos jugando en la cancha de baloncesto, al parecer Jun Pyo y  Yi Jung habían tenido un encontronazo y al alfarero casi se le escapa contarle a mi ex que ya no podía nadar. No les había visto tan enfadados nunca con su amigo.

Los cuatro estábamos comiendo en el restaurante cuando la presidenta y su hijo pasaron al lado de nosotros. La sonrisa diabólica de aquella mujer no dejaba lugar a dudas, sabía lo que había pasado entre nosotros. Me hubiera encantado clavarle el tenedor en un ojo. Ji Hoo como si me hubiera leído la mente me sujeto la mano del tenedor. No fue hasta entonces cuando me di cuenta que temblaba con rabia. Seguramente mi cara era la de un perro de presa a punto de atacar.

- Que bien que estéis aquí chicos – mintió la bruja. Yo no pude evitar bufar como un gato. Lo sé, no es educado ni femenino, pero no lo pude contener – Esta noche hay una gala benéfica, podríais participar... - dijo encarándoles – es por una buena causa, es una subasta.

- Claro... por qué no – dijo Woo Bin que parecía que iba a vomitar la cena. Aquella mujer les daba a todos un miedo horrible. Yo abrí la boca para soltar mi mierda, pero Ji Hoo que me conocía demasiado bien aprovechó el momento y bajo la atenta mirada de Jun Pyo, me metió un trozo de pan en mi enorme bocaza.

Boys Over Flowes New styleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora