Capitulo 24

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Una vez estábamos en la cocina de la casa de Ji Hoo, me dio dos opciones.

  - ¿Quieres un café o prefieres Soju? – era fantástico como me conocía aquel chico.

- Prefiero unos chupitos de Soju – contesté riéndome.

- Has estado maravillosa... me ha encantado la canción y sobre todo me ha gustado la cara de amargada que le has dejado a la presidenta – rio con ganas, pocas veces se dejaba llevar así, era demasiado contenido. Tomé el vaso entero de soju y el dio un sorbo al suyo. Ambos estábamos de pie en la isleta de la cocina.

- Me gustaría que te dejaras llevar más a menudo, te reprimes demasiado y eso no es bueno, tienes que dejar salir los sentimientos que si no puedes explotar – le dije haciendo el gesto de la explosión con mis manos. Ji Hoo me miró con una mirada que pocas veces había visto en su rostro. Algo me decía que se acababa de quitar esa horquilla que evitaba que se contuviera más tiempo. Era como la de un extintor, hasta que no la sacas no funciona.

- Creo que tienes razón... hasta hora he reprimido todo lo que siento, pero no puedo hacerlo más – dicho aquello avanzó tres pasos hacia mí, me agarró por la nuca y me plantó uno de los mejores besos de mi vida.

Aquello no me lo esperaba, ni en mil vidas hubiera pensado que sentiría aquello... yo dejé de contenerme también y deje salir a jugar a la fiera que llevaba dentro. Lo nuestro era puro fuego. Profundicé ese beso y el me empotró contra la pared agarrándome la cintura y alzándome para estar más a su altura. Rodee su cadera con mis piernas y comencé a desabrocharle la camisa.Los besos que se sucedían iban siendo cada vez más ardientes y más desesperados, nunca había sentido una pasión como aquella. Era arrollador era magnifico dejarse llevar por aquella corriente. No sé cómo lo conseguimos, pero de algún modo llegamos al dormitorio donde le empuje sobre la cama y yo me senté a horcajadas sobre él, mi vestido desapareció y dejo al descubierto mi bonita ropa interior azul índigo. Había mucha hambre en los ojos de Ji Hoo. Se notaba que tenía mucha más experiencia que yo y aquello me gustaba, por fin iba a viajar al cielo de copiloto.

El timbre de la casa sonó con insistencia... intentamos ignorarlo, pero no fue posible porque el teléfono de Ji Hoo también comenzó a sonar. Maldije en castellano y Ji Hoo hizo lo mismo. La expresión de su rostro cambió cuando vio en la pantalla quien le estaba llamando.

- Quédate aquí, es Jun Pyo – dicho aquello salió de la habitación poniéndose de nuevo los pantalones y una camiseta.

Jun Pyo

Había ido a casa de Ji Hoo, no podía aguantar más a la bruja, sabia que además había puesto a alguien para seguirle, aquella casa era el lugar más seguro, no quería ir donde estaba Woo Bin y Yi Jung, sabia que habría alcohol y mujeres y no tenía ganas de aquello. Ji Hoo daba gracias al cielo porque su amigo no hubiera entrado sin llamar, Jun Pyo tenía la clave de la cerradura, pero no solía usarla.

- ¿Qué estabas haciendo? – le preguntó cuándo abrió la puerta. Estaba a medio vestir y despeinado.

- Iba... iba a ducharme – Ji Hoo se puso tenso, no tenía por qué ocultar la verdad, pero era mejor que Jun Pyo no supiera nada, no quería complicar las cosas.

- ¿Has bebido? – preguntó su amigo señalando la botella de soju y los dos vasos. Joder... ¿era posible que Jun Pyo pasara por alto ese detalle?

- Si, bebí con Woo Bin antes de irnos pero no lo recogimos ¿quieres algo de beber? – Ji Hoo odiaba mentir, pero no era el momento de decir nada.

- No puedo con esto del compromiso, la vieja bruja no me había dicho nada... yo... no puedo dejar ir a Jan Di... creo que ella ya no siente lo mismo – confesó Jun Pyo sabiendo que Ji Hoo sentía algo por ella también. Necesitaba dejarle claro que no se iba a dar por vencido – no la pienso dejar ir, no me voy a rendir con ella.

- Creo que deberías parar ya – contestó Ji Hoo muy serio. Estaba agarrando el vaso de agua que se había servido con más fuerza de la que debería. Jun Pyo se puso nervioso, sabía que su amigo tenía una relación de amistad con ella y sabia que le gustaba, pero era su amigo, no podía traicionarle así ¿no?

- No quiero que Jan Di sepa sobre tus sentimientos – exigió el Chaebol.

- Creo que no eres quien para decirme esto – respondió Ji Hoo que seguía sin ponerse la horquilla que normalmente le retenía.

- Soy su novio – impuso Jun Pyo.

- Eras su novio – matizó su amigo. Aquella conversación no iba a llegar a ningún sitio, ambos estaban sentados en los taburetes de la cocina. Jun pyo cogió la botella de Soju se sirvió en el vaso que había sido de Jan Di y bebió de un trago.

- Estoy cansado, no quiero discutir más, solo quiero que sepas que pase lo que pase no la voy a dejar marchar – dicho aquello Jun Pyo se levantó.

- Creo que Jan Di no es una mujer de la que puedas disponer y desechar a tu antojo, olvídate de ella – espetó Ji Hoo molesto – céntrate en tu prometida – dio la puntilla final y Jun Pyo se marchó de allí sin mirar atrás.

Jan Di

Había escuchado toda la conversación, que tensión, esperé un poco y salí del dormitorio de Ji Hoo, estaba sentado bebiendo otro vaso de soju, no estaba contento.

- He cogido una sudadera de tu cajón – le dije señalándome – no debía husmear, ha sido lo primero que he visto y es mejor esto que el vestido.

- Tranquila, dispón de lo que necesites – su voz sonaba cansada - ¿has escuchado todo verdad?

- Sí, no voy a mentirte, lo he podido escuchar todo, para ser una casa tan cara y bonita las paredes son un asco – bromee para quitarle hierro al asunto. Me acerqué a él y le abracé por el cuello, como estaba sentado en el taburete me resulto fácil, el rodeó mi cintura con su brazo - ¿Desde cuando tienes esos sentimientos por mí? – pregunté a bocajarro, me había sorprendido mucho haberles escuchado decir eso, sobre todo el egoísmo de Jun Pyo.

- Desde que te conocí y cuando volví de Francia se hicieron más profundos, pero te deje marchar por él. Le di muchas oportunidades de cuidarte y reprimí lo que sentía, pero ya no puedo hacerlo más – había dolor en sus ojos, agarré su rostro y le besé en los labios.

- Has tenido que sufrir mucho, olvidémonos de esto – le dije con el corazón en la mano - ¿Quieres que veamos una serie de esas malas que me gustan de Netflix? – ambos nos reímos, pero nuestra risa fue interrumpida por una voz.

- ¿Qué demonios esta pasado aquí? – preguntó Jun Pyo desde la entrada. Había fuego en sus ojos y no apartaba la vista de mi cintura donde Ji Hoo mantenía fuerte su agarre. Se volvió loco y pateó una cómoda que haba cerca de él rompiendo el jarrón ¿Cómo había vuelto a entrar sin llamar?

- Ves al dormitorio – me dijo Ji Hoo. No quería irme de allí porque por primera vez pensé que Jun Pyo podía ser capaz de hacerle daño a Ji Hoo.

- ¿Qué vaya dónde? – Jun Pyo perdió más los nervios -No me lo puedo creer... me has traicionado... con mi amigo... esto no me lo esperaba ¿Os habéis acostado?– escupió enfadado.

- Tú me dejaste, yo no he traicionado a nadie y no es de tu incumbencia, por favor márchate - le dije acercándome a él.

- Tu eres mía – uff aquello me mató... una de las toxicidades que tenía Jun Pyo era aquella posesividad enfermiza...

- Yo soy mía, nadie me posee si yo no quiero – escupí cabreadísima.

- Le has contado como te hice mía aquella noche en la cabaña de la nieve – que golpe más bajo, pero ¿de verdad pensaba que a mí me avergonzaría algo así?

- Creo recordar que fui yo la que te hice mío – solté para sorpresa de ambos. Sin ponerme ni un poco colorada – aquello está en el pasado, lo hicimos porque nos queríamos, pero ahora eso ya no importa. Por favor márchate.

- Sois lo peor, nunca pensé que me harías esto – dijo marchándose, no sé si aquello ultimo iba por mí, por Ji Hoo o por ambos.

A la mañana siguiente me levanté con una fuerte resaca. Recordé todo lo que había pasado y casi preferí seguir durmiendo. Me encontraba en la habitación de invitados. Anoche cuando se marchó Jun Pyo, Ji Hoo y yo bebimos hasta caer exhaustos. Todo aquello había nos había trastocado.

Boys Over Flowes New styleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora