Boys Over Flowes New style

Epílogo

Habían pasado ya seis años desde que Ji Hoo y yo habíamos comenzado a salir, mis padres habían regresado a Seúl con su restaurante de comida española que estaba triunfando como la coca cola. Yi Jung y Ga Eul habían comenzado a salir poco después que nosotros y estaban cada día más enamorados, se habían precipitado un poco y esperaban su primer hijo que se encargaría de llevarles las arras en la boda. La gente había puesto el grito en el cielo, pero la verdad que a ellos no les importaba y estaban muy felices con su futura paternidad. Woo Bin seguía como siempre, se había hecho cargo ya de casi la totalidad del negocio de su padre y aunque no le faltaban pretendientes el amor no conseguía calar en el corazón de aquel casanova. Jun Pyo se había marchado a estudiar a Nueva York poco después de liarla parda en su no-boda. No habíamos vuelto a saber mucho de él. Solo nos enviaba a todos una postal por navidad.

Yo ese día estaba hecha un flan, mucho más nerviosa que el día que me gradué por fin y me convertí en doctora. Mucho más nerviosa aun que cuando hice mi primera cesárea...

Ese día, era el día de mi boda y estaba hecha un manojo de nervios.

- Si te sigues moviendo no voy a ser capaz de maquillarte bien – dijo mi madre enfadada, en vez de ir a un salón de belleza para que me peinaran y me maquillaran habíamos decidido hacerlo en casa de mis padres. Dos años atrás pudieron comprarse un piso bien grande en Seúl gracias al éxito de su restaurante, ya habían abierto dos franquicias y aquello seguía creciendo.

- Es que tardas mucho, la peluquera se ha ido hace media hora y tú sigues sin terminar – a mi madre le hacía mucha ilusión maquillarme y como se le daba muy bien, me puse sin dudarlo en sus manos.

Después de diez minutos por fin comencé a ponerme el vestido. Era tan precioso, por su puesto de la misma marca hispano italiana de la que había sido modelo seis años atrás. Encaje, cola de sirena, escote en v... lo tenía todo.

Ji Hoo

Estaba muy nervioso, todos sus amigos y conocidos estaban allí en el jardín donde se iba a celebrar la ceremonia, le saludaban, le preguntaban y el solo sabía asentir nervioso y decir monosílabos.

Todos esos nervios se acrecentaron cuando los cuchicheos de la gente fueron más audibles e indicaban la llegada de la novia, el cura le dijo que se adelantara al altar, para esperarla allí.

Todos esos nervios se esfumaron cuando la vio. Tan bonita y tan radiante que hizo que su corazón explotara de dicha. Era el hombre más afortunado del mundo, su abuelo estaría encantado de verlos allí, estaba seguro que desde el cielo les daba su bendición sin dudarlo.

Jan Di

Estaba tan guapo, ya no llevaba aquel rubio adolescente, su pelo castaño le hacía mucho más maduro, y era tan sexy... mientras caminaba hacia el altar deseaba que no hubiera nadie mirando para poder comérmele a besos... pero aquello tendría que esperar a la noche.

- Estas preciosa – me dijo en un susurro cuando me recogió del brazo de mi padre.

- Tu estas para comerte – aquello hizo que una enorme sonrisa se tatuara en su cara. Luego pasó a poner esa sexy sonrisa que sabía que tanto me excitaba. Le di con el ramo nerviosa y el soltó una enorme carcajada.

La ceremonia fue preciosa y justo antes de que el cura dijera si había o no alguien que estuviera en desacuerdo con la unión, pensé que si alguien osaba decir algo iba a matarlo.

- Nosotros – escuché por detrás incrédula. Me giré preparada para lanzarle el ramo a la cabeza a...

- ¿Unni? – dije según la vi. Luego miré a su lado, el hombre que la agarraba de la mano y me eché la mano a la boca.

- Jun Pyo – dijo Ji Hoo a mi lado. Los dos nos sonrieron un poco sonrojados.

- Cuando termine esto me lo tienes que contar todo – le dije a Jae Kyung.

- Padre, al grano – le dije al cura que estaba algo confundido – ni caso a aquellos dos, yo si quiero a Ji Hoo como esposo para toda mi vida.

- Yo la quiero a ella como esposa para toda la mía – dijo él. El cura que seguía sin entender mucho, nos declaró marido y mujer y yo hice lo que llevaba cinco minutos queriendo hacer, lanzarle el ramo a la cabeza a quienes habían interrumpido mi boda,coger a mi marido de las solapas de la chaqueta y plantarle un beso no apto para los invitados.