Capitulo 26

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Me había bajado al spa antes que Jae Kyung, había recibido una llamada de su madre y se había entretenido un rato hablando, para no molestar me puse mi biquini y me fui.

Me había dejado el móvil en la habitación por lo que no pude llamar a Ji Hoo, pero lo que si había llevado conmigo era el colgante, no me había dado cuenta. Lo metí en el bolsillo del albornoz con el que me tapaba.

No había nadie. Las tres enormes piscinas estaban vacías. Me recogí el pelo fuerte en un moño y fui derecha a la piscina calentita. Qué maravilla, que bien se sentía de nuevo el agua. No me di cuenta y nadé a una parte en la que no hacia pie. Por un segundo me puse nerviosa y de alguna forma que todavía no comprendo, mi brazo se quedó paralizado, como si se hubiera encasquillado. Me pudieron los nervios y de pronto comencé a ahogarme. Iba a morir en una puta piscina, era el colmo de una nadadora jubilada.

Escuché a alguien decir mi nombre, estaba agotada creo que llevaba más de cinco minutos intentando mantenerme a flote con el brazo inmóvil y con el pánico jugándome una mala pasada.

Alguien me agarro por la cintura y me dejé llevar. Había tragado bastante agua y mi voz sonaba como la de Joaquín Sabina.

- Si tú no sabes nadar – le dije a Jun Pyo cuando me dejo sentada en las escaleras. Su cara estaba llena de pánico.

- ¿Estás bien? – preguntó - ¿Qué demonios ha pasado? – gruñó - ¿Por qué no has nadado? – creo que era bástate obvio al mirarme como me agarraba el hombro con un dolor inhumano reflejado en mi cara.

- ¿Cómo has podido nadar? – insistí.

- Me dije a mi mismo que, si volvía a ocurrirte algo, no permitiría nunca más que otro hombre te salvara. Me costó meses, pero superé el miedo y ya puedo nadar – aquello me conmovió mucho, no me lo podía creer, había superado un trauma por mí. mi estómago revoloteó nervioso. Aquellas montañas de adrenalina subiendo y bajando no me hacían bien.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó Ji Hoo llegando corriendo. Yo todavía estaba agarrada al cuello de Jun Pyo y me separé justo en el momento que llegaba Jae Kyung que se quitó su albornoz y me lo dio a mí al salir de la piscina.

- Casi me ahogo – dije incrédula. Todavía no era capaz de explicarme como me había pasado eso. El dolor del hombro ya no me molestaba tanto.

- Ya me encargo yo desde aquí – le dijo Ji Hoo a Jun Pyo. Mi bombero me agarró con fuerza y me ayudo a llegar a la habitación, como no había traído mi albornoz no tenía la tarjeta de acceso así que pasamos a la de Ji Hoo.

- Mi albornoz – dije nada más entrar. Tenía allí el colgante – voy a bajar a por él, espérame aquí.

- ¿Quieres que vaya contigo? – me preguntó preocupado.

- Tranquilo estoy bien, no tardo nada, ves pidiendo algo al servicio de habitaciones – dicho aquello baje lo más rápido que pude al Spa.

Vi mi albornoz en la misma hamaca en la que lo había dejado, cuando me adentré un poco escuche la conversación de una pareja. Eran Jun Pyo y su prometida. Me quede congelada y no pude evitar espiarlos.

- No me haces sentir querida – le reprochaba ella.

- No sé qué más quieres que haga, te dije que intentaría que esto funcionara, lo estoy intentando, no te prometí nada – protestó Jun Pyo.

- Puedes hacer más, pero ni si quiera lo intentas – le regañó. Ella estaba muy cerca de él. Su biquini rojo era precioso, muy típico de ella, que estaba estupenda siempre.

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