Capítulo 4: Nuevas visitas

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—Michiru —murmuró Haruka, acariciando mi cabello. Se veía tan linda al despertar... Su cabello rubio y algo revuelto brillaba con la luz del sol que se colaba a través de las cortinas de nuestra habitación.

La miré en silencio, solo la observaba como hipnotizada con su belleza.

—¿Qué te parece si luego de mi entrenamiento vamos a pasar la tarde en la playa?

—Claro, me encantaría —le respondí acariciando su rostro con mi mano. Ella la tomó y la besó, luego sonrió levente. Sus ojos azules grisáceos me resultaban magnéticos, no por su color, era ese "algo" particular que tenía en su mirada cuando sus ojos se encontraban con los míos.

Le regalé una sonrisa auténtica y la felicidad invadió mi alma por completo.

Sentí paz.


—¡Michiru! ¡Michiru! —escuché un lejano y molesto llamado. Abrí los ojos, aunque los sentí pesados. Mientras tanto, Setsuna corrió las cortinas de mi habitación, dejando entrar la luz del sol. Parecía molesta.

—¿Qué haces? —le pregunté cubriendo mi cara con las frazadas.

—¿Sabes qué hora es? —refunfuñó y no respondí—. Son casi las 12 del mediodía. Levántate que tenemos visita.

A juzgar por el tono de su voz, aunque no haya visto su expresión, sabía que estaba molesta de verdad. Eso hacía que me sintiera peor de lo que ya estaba... Sabía que me estaba hundiendo y convirtiéndome en un problema, pero no podía evitar sentirme de esta manera. Estaba siendo una carga para Setsuna, quien ya tenía sus propios problemas y últimamente parecía más una hermana mayor haciéndose cargo del desastre que yo era.

Ella salió de la habitación y cerró la puerta al irse.

Poco me importaba la hora, había abandonado todos mis proyectos y metas, no me importaba nada. Recordé el sueño; la sensación de la cercanía de Haruka y su mirada eran exactamente igual a como fue alguna vez en la realidad. La angustia al recordar que jamás volvería a verla y que ya no me ama, hizo resurgir en mí nuevamente el dolor y el vacío.

Sabía que no era correcto sufrir de esta forma, que debía olvidar y dejar ir, pero no podía... Haruka era la persona más importante en mi vida y sabía que nadie más podría entenderlo ¿Qué sentido tenía esforzarme por algo?

"Te extraño" dije en voz alta y lloré en silencio, abrazando mi propio cuerpo como queriendo contener y mantener unidas cada parte rota de mi alma.

—Buenos día Mi...chiru— saludó Minako y se interrumpió al ver mi rostro. Estaba esperándome junto a Setsuna, sentada a su lado, en el sillón púrpura del pequeño living.

Frente a ellas estaba la pequeña mesa ratona de madera de algarrobo, y sobre ella reposaban 3 humeantes tazas de té negro.

—Hola ¿cómo estás?— le pregunté con una sonrisa. En verdad me alegraba verla, y afortunadamente para mí, mi máscara era algo que se activaba de manera automática cuando debía socializar. Era incapaz de permitir que alguien más, a excepción de Setsuna, me viera hecha un desastre y pensaran que era débil.

—Bien ¿Tú cómo estás? Hace mucho que las demás chicas y yo no sabemos nada de ti, estamos un poco preocupadas— respondió Minako, dudando un poco al decir lo último.

—Estoy bien, diles que no se preocupen, por favor— dije pausadamente e intentando que cada palabra sonara convincente. Tomé mi taza de té y al hacerlo mi mano tembló, haciendo que un poco de su contenido chorreara por uno de los lados y cayera dentro del pequeño platito con detalles de pequeñas rosas rojas, que hacía juego con las tazas que, por cierto, compramos con Haruka en un viaje a España. Ella me ayudó a elegirlas, eso recordé y se me hizo un nudo en la garganta. Intenté disimular mi conmoción bebiendo un trago de té.

Evening Sky - Haruka x MichiruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora