Buenas noches, Gerard

Sí, recuerdo cuando nos conocimos y cómo Mikey me amenazó.

Disculpa si no voy en orden con tus cartas, pero tengo miedo de llegar al final así que leo y releo las 4 que llevo.

Y estoy furioso.

Ojalá le hubieras contando a Mikey sobre lo que pasó con Hettmisweld y Ray y Bob. Si tan solo pudiera cargar con todos estás maquinas hasta sus casas, para matarlos por haberte hecho lo que te hicieron. Ojalá le hubieras dicho, Gerard, para que así como a mí me amenazó de si te hacía daño me mataría, lo hiciera con ellos. Pero no una amenaza, ojalá los hubiera matado.

Yo tampoco entiendo por qué hay personas así. Aquí en el hospital hay un montón. Tenía este compañero de cuarto, Spencer, que era muy amable y atento pero que tenía cáncer. En todo este mes yo no he salido de mi cama ni para ir al baño, pero Spencer tenía que ir a un salón especial para niños con enfermedades terminales. Algo así como una ayuda de grupo para que no se sintieran tan solos. Pero Spencer regresaba siempre de sus actividades cabizbajo, y yo no podría culpar al cáncer por ello. Y por las noches lloraba en silencio abrazado a su almohada, y me despertaba y yo le preguntaba qué es lo que pasaba. Y él me decía.

Me decía que incluso aquí, en este hospital de condenados, había personas de ese tipo. Personas que no podían ser catalogadas como seres humanos porque no lo eran. No tenían sentimientos cuando le decían a Spencer que iba a morir, a pesar de que ellos también iban a hacerlo. Y no entiendo por qué se lo decían si Spencer ya lo sabía. Sabía que no había posibilidades de vencer ese cáncer porque la mitad de su cuerpo ya estaba infectado de tejido canceroso y ya solo esperaban a que su corazón parara por sí solo. No entiendo cómo alguien puede ser tan malo como para recordárselo, como para decirle que dejaría a su padre tan solo y a su madre tan triste.

Y cuando llegó una mañana y las enfermeras entraron a medicarnos, Spencer ya no estaba ahí.

Al menos no su alma.

Y los niños tenían razón: Su papá se quedó tan solo porque su madre se suicidó de la tristeza tras su muerte.

Y yo me quedé pensando, Gerard, si tu harías lo mismo cuando yo me muriera. Y ahora que ya no estás y que yo sigo aquí, me pregunto cómo es que la tristeza no me ha matado más de lo que han hecho mi corazón disfuncional y mis riñones averiados.

Y hace una semana que dejaron de buscarme un donador, porque ya estoy muriendo, solo están contando… Porque dicen que lo que tengo no tiene remedio, que podrían intentar trasplantarme un riñón pero que probablemente mi disfuncional corazón dejaría de trabajar en la operación. Tener fallo renal apesta.

Todos ellos apestan.

Y ahora solo estoy empotrado a esta cama con un millón de cosas insertadas en mi cuerpo, esperando atento a que los segundos se vayan y con ellos se termine por ir mi vida. Ellos teorizan que no llegaré para mi cumpleaños.

Quizá cuando muera mi contador vuelva al inicio otra vez, y mamá pueda seguir contando mis cumpleaños pero ahora de muerto y no de nacido. Me pregunto si morir será como nacer.

La vida y la muerte nunca han estado realmente separadas, siempre van de la mano.

La vida no puede existir sin la muerte.

La muerte no puede existir sin la vida.

Al igual que yo no puedo vivir sin ti,

Y tú no debiste morir sin mí.

Buenas noches, Gerard  [Frerard]  HLYBN2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora