Capítulo cuatro

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Graduación

Ninguno de los dos verá al otro graduarse, que pena, te confesare un secreto, he maldecido a los dioses y a mis propias costumbres por eso.

Como estudiante a distancia y con el terrible problema que hubo el año en que le tocaba graduarse debido a la muerte de un estudiante en el Torneo de los Tres Magos, Regulus nunca había tenido una graduación o había asistido a una, era de esas cosas que había lamentado perderse, en su lugar, sus padres le habían regalado un viaje a la India, les había dicho que eso era mucho mejor que una ceremonia de graduación pero en secreto Regulus aún había deseado poder graduarse como lo hacen los demás.

Como lo estaba haciendo su primo.

Los recién graduados subieron de nuevo a los botes como habían hecho en primer año, como despedida del colegio, mientras que los invitados ocupaban las carrozas o se aparecían en el punto de llegada que por ese día se había abierto en el colegio. Sus tíos habían dicho que era mucho más cómodo simplemente aparecerse, pero cuando Leo volvió los ojos hacia Regulus, este último no sabía cómo había logrado leer algo en su expresión, había cambiado de opinión y decidido ir en las carrozas.

- En San Mungo hay el rumor de que Dolores Umbridge fue secuestrada por centauros - comentó su prima luego de que se aparecieran en Hogsmeade.

- ¿Y cómo llegó allí? - preguntó su otra prima, y Cassiopeia, quien había comenzado con la conversación, sonrió con complicidad.

- Dicen que cuando Harry Potter y sus amigos se escaparon del colegio le tendieron una trampa a Umbridge con los centauros.

- Imposible, los centauros no son criaturas que accedan a los pedidos de los humanos - contestó con firmeza Adhara, Cassiopeia se encogió de hombros.

- Es lo que dicen, y la vez que vi a Umbridge pasar por San Mungo parecía bastante traumatizada.

- Dudo que los centauros hayan hecho algo que pudiera traumatizarla - los defendió Adhara.

- Muchos encontrarán traumatizante el sentir que criaturas semihumanas intentan terminar con tu vida - razonó Cassiopeia, Adhara le puso los ojos en blanco.

- ¿No asustan a los niños esos caballos? - preguntó Regulus haciendo un ademan con la mano cuando estuvieron a punto de subir.

- Pero si se mueven solos -dijo Cassiopeia al mismo tiempo que Adhara decía.

- ¿Te refieres a los thestrals?

- ¿Son thestrals? Ya me parecía que los había visto en algún libro. Había una manada cerca de una de las casas en donde vivíamos cuando tenía como ocho años, me aterraban.

- ¿Esas criaturas que dicen que solo se pueden ver si has visto a alguien morir? - preguntó Cassiopeia y Adhara asintió lentamente.

- Esos mismos... ¿Cómo es que puedes verlos? La única que debería poder verlos es Cassy - dijo Adhara.

- ¿Por qué yo? - saltó su hermana.

- Porque no existe un solo medimago que nunca haya visto morir a alguien -le replico Adhara.

- ¡No me amenaces! El próximo semestre me toca el internado.

- ¿Cómo es que los ves? -volvió a insistir Adhara con mirada de preocupación, Regulus estaba en blanco.

Sabía que la gente solo veía thestrals cuando habían visto morir a alguien, lo había estudiado, pero nunca había hecho ninguna relación con los caballos feos de su vieja casa, no tenía sentido que pudiera verlos.

La generación rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora