Estaba en un restaurant que tenía unas vistas privilegiadas a una playa con agua cristalina, al estilo del mar caribe. Me gustaba tanto lo que estaba viendo que saque mi móvil para sacarle inmortalizar este paisaje. Me sentía tan en paz, que podría estar horas y horas escuchando el sonido de las olas que chocan con las grandes rocas.
Luego veo que muchas personas se levantan de sus puestos y salen corriendo a la calle, preocupada por lo que estaba pasando decidí sumarme a la mayoría. Ya cuando estaba a la altura de la puerta del local observo que todas las personas están con sus móviles en las manos sacando fotografías al horizonte. Cuando giro en dirección a lo que tanto miran me doy cuenta de que es el atardecer más hermoso que he visto en mi vida, tenía que guardar este momento más allá de mi memoria. Tenía que mostrarle al mundo este singular atardecer que tenía al cielo naranjo y a los últimos rayos de sol reflejado en aquel mar de aguas cristalinas.
Corrí buscando el mejor ángulo, estaba contra el tiempo si no llegaba pronto el atardecer iba a dar paso a la noche. Cuando por fin había llegado aquel mirador me doy cuenta de que el móvil se quedó pegado, lo apagué y prendí dos veces pensando que con eso bastaría, pero nada.
Necesito fotografiar esto, lo necesito con mi vida. Sentía tanto temor a no lograrlo que la ansiedad estaba apareciendo en forma de una bola de nieve que iba creciendo cada segundo en la cual no podía fotografiar este atardecer.
-Paula, Paula, Paula -siento que alguien me llama y de repente empieza un movimiento ¿A caso estaba temblando? Dios mío
-Paula son las 07:30, despierta.
Lentamente empiezo a abrir los ojos y me pierdo en una mirada que me ofrecía lo mejor y lo peor del mundo. Lo mejor para mí, porque mirándolos sé que todo va a estar bien y lo peor del mundo, porque me está gustando el hecho de como me miran.
Valentina tiene una mirada muy expresiva y cada vez que la miro estos me dicen miles de cosas que a la vez no puedo entender. Puede que me frustré el hecho de no saber interpretar su mirada, lo sé es muy contradictorio lo que estoy diciendo, pero es que ni si quiera yo se lo que está pasando. Creo que podríamos ser buenas amigas, sí definitivamente lo seriamos.
Luego de mi breve reflexión matutina tomo atención a las palabras de Valentina, miro el reloj y efectivamente nos habíamos quedado dormida. Tenía que estar a las ocho en una reunión y por lo que estaba viendo no iba alcanzar a llegar ni que me fuera en un mismísimo helicóptero. Me levanté rapidísimo al baño de mi dormitorio.
-Lo siento es mi culpa de que esto haya pasado- se rasca la cabeza
-¿Por qué dices que es tu culpa?- le digo dese la puerta del baño mientras lavo mis dientes lo más rápido posible.
-Porque el despertador sonó, pero lo apagué pensando que estaba en mi casa y como llevo días sin ir a la universidad fue como la costumbre. Perdóname fue sin intención y ahora por mi culpa llegaras tarde.
Podía notar su pesar, es como digo. Expresa mucho, pero entiendo poco. Agg soy la definición de contradicción hecha persona.
-Tranquila, en verdad no es nada. Como que ya de hecho se me está haciendo costumbre vivir al límite, confieso que hasta el momento no he llegado tarde, bueno muy tarde.
-Gracias- me da una sonrisa un poco más aliviada.
La dejo atrás y me dedico a mi objetivo principal que es estar bañada y vestida todo en un máximo de diez minutos. Al salir de la ducha me doy cuenta de que mi habitación está perfectamente ordenada, igual que una habitación de un piso piloto. Valentina no se veía por ninguna parte, pero si se podía sentir el aroma del café intenso proveniente de la cocina.
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30 Razones Para Amarte
RomantikPaula, es profesora de una de las universidades más importantes de España, tiene una vida tranquila sin mayores inconvenientes más que el estrés de trabajar con jóvenes que muchas veces no sabían lo que quería. Le encanta la vida saludable, es aman...