Capítulo 14: Comida China

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El dolor de cabeza es tan grande que tenía cero ánimos de levantarme, era día sábado post día de partido. La tarde de ayer me tomé una botella de vino, no quería hacer nada y encontré en el alcohol el consuelo que necesitaba en esos momentos.

¿Qué si lo encontré? Para nada, pero por lo menos me ayudó a olvidarme de la realidad por al menos unos minutos.

En mi mente repasaba cada momento del día de ayer, para ver si había cometido o dicho algo que causara la molestia de Valentina, pero después me puse a pensar que quizás yo no había hecho nada y todo es causa de que Valentina tiene novia y es normal que pase tiempo con ella, que no acepte aventones de alguien. Normal que con novia se sienta incomoda por darle la mano a otra chica, pero de mi no había que temer ¿no? En fin, no puedo entenderlo y no comprendo porque estoy tan interesada en hacerlo. Así que me pongo la almohada en la cabeza para callar de alguna vez las voces de mi cabeza.

A pesar de mi curioso estado de ánimo, decidí que debía ser productiva. Estaba en eso cuando me llaman de conserjería que había un chico preguntando por mí.

Era Salvador, así que sin dudarlo le pedí a don Luis que lo dejara pasar.

-Bebéeeeeee- salté a sus brazos a penas lo vi

-¿Cómo estás hermosa?

-Muy bien, echándote de menos ¿Por qué viviendo en la misma ciudad nunca me vienes a ver?- le di un manotazo en su hombro.

-Auchhh, tienes la meno pesada- se soba- Seguramente la señorita no puede ir a ver a su hermano menor.

-Pasa, solamente te perdone porque eres mi bebé- le apunto con el dedo.

Salvador es mi hermano pequeño, era el bebé de la casa. Nos llevamos por cinco años y recuerdo que siempre lo esperé con ansias. Desde el momento en que mamá me decía que no podía tener más hijos y que Salva sería el ultimo bebe. Yo estaba contenta, mamá me iba a dar un hermanito, un muñequito para mí. También recordé ese momento que recogía las monedas del suelo para ayudarle a pagar a mi papá el taxi para que trajera a mi mamá y a mi hermanito lo más pronto posible.

Estaba tan grande, ya era todo un hombre aunque para mi siempre iba a ser mi bebe.

-No me mires así

-¿Así como?

-Estás a punto de llorar, llorona.

-Es que estás tan grande, antes era así- le hago gestos con las manos- entrabas en una caja de zapatos. Para que decir que cuando llorabas te ponía este dedo-muestro el dedo índice- para que lo usaras de chupete.

Salvador pone los ojos en blanco, cuando escucha lo último.

-En verdad no sé quien es peor si mamá cuando se pone a mostrar fotos de todos cuando éramos pequeño o tú cuando te pones en su modo hermana-mamá orgullosa.

30 Razones Para AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora