Capítulo 10

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11:38 AM

Las primerizas relaciones diplomáticas estaban a punto de cumplirse; a solo un mes de estrechar vínculo con los clanes de otros países, la preparación y estrategia en caso de emergencia tenía que estar lista.

Siempre un ancho guardado para rematar en caso de peligro.

La correspondencia estaba regularmente asediada de cartas extranjeras, otorgando información sobre el encuentro que se daría para que ambas poblaciones pudieran conocerse mejor y (en el afortunado caso) mantener vínculos comerciales y políticos entre ellos. Respaldar la espalda del otro en caso de ataque enemigo e intercambiar intereses y beneficios.

La Isla Paradis ya tenía un pie dentro de la expansión geográfica.

Por tal motivo, llegó una carta con el nombre de la Reina como destinataria, informando que en un mes aproximadamente arribaría en las costas un barco con tripulación extranjera. Serian asesorados por ellos para regalarles su primer viaje en barco como muestra de paz y fraternidad.

Apenas se supo de aquel mensaje, las ramas de la fuerza fueron convocadas a una reunión extraordinaria, con localidad en un punto alejado de la ciudad (lo último que querían eran chismosos esparciendo información confidencial).

La legión de Reconocimiento arribó al lugar, dando con un fuerte abandonado pero estable para llevar a cabo la junta. Musgo y enredaderas lo cubrían desde los cimientos del suelo hasta el final de las edificaciones; y Levi tuvo un deja vu de cuando permaneció con su antiguo escuadrón en un castillo maloliente y mugriento. El fuerte se le hizo bastante similar.

La mañana nublosa no impidió que el resto de la Tropa Estacionara llegara, y cuando Historia hizo de su presencia bajando del refinado carruaje, dio comienzo a la sesión.

Ocuparon la habitación más amplia y menos polvorienta, y aunque para el resto la suciedad de aquel lugar era soportable, Ackerman casi vomita al ver las telarañas acurrucadas en las esquinas, en los muebles, en las sillas y mesas de madera y en los desgastados marcos de las ventanas. Cuando desvió la vista para no prestarle atención, dio con el polvo arriba de escritorio donde Hangie acababa de situar los documentos que trajo para la reunión... y que él tendría que firmar mas tarde.

"Hija de re mil puta" le vociferó mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo para limpiar la silla donde se sentaría. Ya hasta había visualizado mentalmente la cantidad de mugre que tendrían sus manos a la hora de llevarse esos papeles consigo. La puteó por segunda vez al darse cuenta de eso.

Unos pasos atrás, Eren no pudo evitar sentir melancolía. Aquel recinto era tan parecido al castillo donde residió cuando entró a la Legión, que hasta la mesa se le hizo semejante, casi que tenía las mismas grietas y juraría que fue confeccionada con la misma madera que la del castillo. Tal pensamiento se le desvió y terminó admirando la incomodad que expresaba Levi en su cara al estar rodeado de suciedad. Eso le trajo recuerdos de cuando convivieron juntos por primera vez, y determinó que el mayor no había cambiado para nada en ese aspecto durante esos 5 años que llevaba bajo su mando.

¿Cinco años ya? Sintió que el tiempo voló en un soplo y no lo vio pasar.

-Gracias por venir señores. Como saben, esta reunión fue imprevista, pero tenemos que conformar ideas y planes para el viaje en barco que se nos ofreció – aclaró Historia a los superiores de los altos mandos.

Y sin poner filtros ni trabas, las opiniones e ideas creativas sobre tal viaje se esparcieron a lo largo de aquella improvisada asamblea.

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Media HoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora